La ficción histórica golpea de nuevo
‘Carlos, rey emperador’, protagonizada por Álvaro Cervantes, reclama al público como lo hicieran ‘Isabel’, ‘Amar en tiempos revueltos’ o ‘La señora’
FRANCISCO PASTOR
Minutos antes de que arrancara su primer episodio, la última ficción de TVE ya se había colado de forma documentada entre los temas de conversación más activos en las redes sociales. Carlos, rey emperador, anunciada y acogida por los espectadores como la secuela de la triunfadora Isabel, desembarcaba el pasado lunes en la pequeña pantalla para inaugurar una temporada de 17 capítulos. La obra concita a algunos de los primeros espadas de la escena española: el personaje encarnado por Álvaro Cervantes da nombre a una ficción en la que actúan Susi Sánchez, José Luis García Pérez, Alberto San Juan, Ramón Barea o Blanca Suárez.
La serie no ganó en audiencia al arranque de la última edición infantil de La voz, franquicia imbatible en los marcadores, pero recibió la atención de uno de cada seis espectadores. De hecho, la apuesta de la cadena pública y sus casi tres millones de seguidores fueron los únicos, la noche del lunes, en plantar cara al coloso de Telecinco. Esta historia sobre Carlos de Habsburgo dedicó su primera entrega a plantear sus premisas dramáticas y presentar a su largo y retorcido entramado de personajes; muy pegada a los vaivenes de las monarquías europeas del siglo XVI, el gran reclamo de esta producción retoma, como en el caso de Isabel, la curiosidad por la historia de España.
Son dos propuestas con las que TVE mira al pasado, aunque mucho más allá de lo que lo hiciera en otras ocasiones. Borja Terán, experto en televisión y colaborador en esta materia para diversas publicaciones, encuentra el gran anticipo en Cuéntame, la obra que ha logrado amarrar a su elenco principal durante 16 temporadas. “Pasó por los despachos de todas las cadenas y nadie creía en el proyecto, cuando probablemente es la mejor serie de la historia de nuestra televisión. Refleja con tino un país que crece y decrece, a partir de la mirada de una familia que sentimos nuestra”, argumenta. Aquella ficción nos llevó hasta los sesenta. El rey interpretado por el joven Cervantes busca la empatía de un público cinco siglos posterior a él.