JOSÉ SACRISTÁN / Actor
“Hay que saber cuándo toca burro y cuándo caballo”
QUICO ALSEDO
Esta entrevista, publicada en 'El Mundo' el 1 de junio de 2013, ha obtenido el accésit del VII Premio Paco Rabal de periodismo cultural
En un lugar de la Mancha del que le encanta acordarse (Chinchón), hace 75 años nació un chaval rollizo, “con muchos pájaros en la cabeza”, que un día, como en El espíritu de la colmena, descubrió qué demoníaco invento era aquello llamado cine: “Yo tenía seis años y aquella era la Castilla campesina de los años 50, la Edad Media. Ibas a cagar al corral con un cacillo de aceite, junto a la mula. Mi padre estaba todavía en la cárcel, salíamos de la Guerra Civil y yo descubría que había un tipo llamado Tyrone Power [lo pronuncia como en español] y que... por qué no”.
Tres cuartos de siglo después, aquel niño “gordito, inflado de puré de harina de almorta” –una legumbre prohibida, por tóxica, en 1941–, se recuesta en una silla en el Instituto de Cine, en Príncipe Pío.
Sobre sus sempiternas ojeras, enmarcando una mirada que parece haberlo visto (casi) todo, enarca las cejas: “Yo fui primero Sancho Panza, y luego aprendí a pelear contra gigantes. Pero, en fin, nunca he dejado de ser sanchopancesco”, concede.
Y mientras José Sacristán pasaba de mozo a hidalgo, y luego a venerable, España subía y bajaba la pendiente de la modernidad desde y hasta un tercermundismo que, ay, se nos ha revelado al fin pertinaz:
– Este es un país de incultos, salvo honrosas excepciones.
– Porque, ¿no hay solución para la cultura en España, Pepe?
– Ahora no, y no sólo por el 21% [de IVA]: estamos en guerra. Y encima hemos sido nosotros mismos quienes hemos armado al enemigo.