– ¿Cómo cree que le ve el público?
– Recibo cercanía y normalidad. Supongo que por los personajes que me ha tocado hacer y por la cara que tengo de buena persona. ¡No saben lo que oculto! [Risas]. Para mí también los secundarios como Pepe Isbert eran los que me daban alegría, me hacían reír y llorar. Eran muy cercanos a la gente.
– A los 18 años se presenta usted a un ‘casting’ de Karraka. Hasta ese momento, lo de ser actor…
– Siempre hemos dicho que era un casting, pero no lo era. Había un grupo de teatreros y simplemente les hacía falta gente. Yo había hecho teatro en el colegio y teatro leído, pero sin afán profesional. Me divertía. Mi educación no ha ido siguiendo una escuela, sino más bien una vocación, un interés por los personajes, por contar historias. Como mucha otra gente del teatro independiente, éramos autodidactas. Hemos tenido la escuela de la calle y de la necesidad. En aquellos años en Bilbao, en pleno franquismo, no había profesión. Estábamos en un país de alguna manera sitiado.
– ¿Cuáles han sido sus referentes?
– En Karraka mirábamos a grupos como Els Joglars, Tábano y gente de fuera, pero no pensábamos que pudiéramos vivir de eso. No éramos una compañía muy potente, éramos supervivientes de esta profesión. Por supuesto, teníamos referencias americanas, a mí encantaba Jack Lemmon. Y luego, claro, algunos españoles: Pepe Isbert, Fernando Fernán Gómez, Paco Morán… Pero, la verdad, tampoco pensábamos más allá del momento en el que estábamos. Tratábamos de hacer un tipo de teatro independiente. Un buen día me di cuenta de que, milagrosamente, estaba viviendo del teatro.
– ¿Habla siempre en plural?
– Antes éramos más de grupo, de colectivo. Hablábamos en plural. Y yo sigo creyendo en la creación colectiva, en el equipo. Las obras y las películas se hacen entre todos. Es tan importante el actor como el iluminador o el maquinista. Igual es que los mediocres pensamos que necesitamos más la compañía de los demás. A mí me motiva más una idea para construirla colectivamente que la perfección de un individuo. Alrededor de un talentoso, un director o un guionista, siempre se agrupa gente que puede dar brillo a una idea.