“Nada en mi vida ha sido un camino de rosas”
Antonio Banderas, pionero entre los actores españoles que han triunfado en Hollywood, levantará el Goya de Honor 2015
CELIA TEIJIDO
Reportaje gráfico: Marino Scandurra
Muy tranquilo asistirá a la 29ª ceremonia de los Goya Antonio Banderas, el único intérprete que tiene su victoria asegurada de antemano. El malagueño lleva a sus espaldas casi un centenar de películas que le han reportado popularidad tanto en España como alrededor del planeta. Después de consagrarse como ‘chico Almodóvar’ en cinco de sus historias y trabajar para otros cineastas de la talla de Vicente Aranda, a principios de los años noventa hizo las maletas y puso rumbo a Hollywood, bastante tiempo antes que los oscarizados Penélope Cruz y Javier Bardem.
Es extensa la lista de títulos memorables que acumula al otro lado del charco, donde se ha codeado con los rostros que más brillan en el star system mundial. De esa singladura americana sobresalen Philadelphia (encabezada por Denzel Washington y Tom Hanks), Entrevista con el vampiro (junto a unos jovencitos Tom Cruise y Brad Pitt), Evita (protagonista con la mismísima Madonna) o La máscara del Zorro (al frente de un reparto que incluyó a Catherine Zeta-Jones y Anthony Hopkins). Más reciente es su doblaje al español del gato de la saga Shrek o su triunfo sobre las tablas en Broadway con el musical Nine. Pero además de convertirse en icono gracias a su faceta interpretativa, ha probado suerte como director (Crazy in Alabama, El camino de los ingleses) y ha creado su propia productora para sacar adelante proyectos audiovisuales (entre ellos, las piezas de animación españolas El lince perdido, La dama y la muerte o Justin y la espada del valor).
La admiración que despierta esa vertiginosa trayectoria le brindará el próximo febrero lo que no ha logrado hasta ahora con sus personajes, el Goya, premio al que ha aspirado en cuatro ocasiones desde 1986: Matador, Átame, Two Much y La piel que habito. El trofeo honorífico inscribirá su nombre en esa lista dorada de actores españoles en la que ya figuran Rafaela Aparicio, Imperio Argentina, Tony Leblanc, Rafael Alonso, Manuel Alexandre, Héctor Alterio, José Luis López Vázquez, Alfredo Landa y Concha Velasco. “Es un privilegio y un honor de formar parte de ese club”, aseguraba Banderas la mañana del viernes 24 durante una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine. Este le definió como “hombre respetable y respetado en lo profesional, pero también muy querido y admirado como persona”. Y compartió luego con los presentes una grata confesión: “Pocas veces he visto una reacción tan positiva ante la decisión de homenajear a un gran triunfador. Este país es un poco raro para esas cosas”.
Reconocimiento al pasado y empujón para el futuro
“Hace 40 años que empecé a soñar con saltar al escenario. Por ese entonces me hubiera conformado con empuñar una lanza en quinta fila si así me llamaban actor profesional. Este Goya me permite hacer balance de una larga trayectoria que en los próximos cinco años tocará el techo de 100 películas rodadas en España y EEUU. Tuve el placer de actuar junto a Fernando Fernán Gómez o Agustín González, grandes búfalos del celuloide español, y ahora tengo la oportunidad de mirar hacia el futuro. Por eso este galardón tiene una parte de recompensa y otra de estímulo”.
Alegría de cara a la ceremonia
“Siento un agradecimiento que no puedo expresar con palabras. Trataré de transmitírselo a mis compañeros y al público en la gala de febrero. Al menos adelanto que será un mensaje optimista: este ha sido un año magnífico para España desde el punto de vista económico y artístico, así que hay motivos para celebrar”.
Una existencia de ciencia ficción
“Si cuando empecé como actor hubiese imaginado todo lo que me ha ocurrido, me habría parecido el argumento de una película de ciencia ficción. Las cosas que he vivido y la gente que he conocido forman parte de un sueño del que a veces creo que voy a despertar. También hay cosas malas, pero eso es la vida, y la afronto con todas las consecuencias. Lo único certero es la muerte, todo lo demás es relativo”.
¿El secreto de su éxito? La osadía
“Siempre me he lanzado a todo. Desde muy joven he asumido riesgos grandes, como venir a Madrid desde mi Málaga natal o irme luego a EE UU. En los años setenta se escuchaba con frecuencia que todo lo que venía de fuera era mejor que lo que hacíamos aquí. Y rompimos ese complejo de inferioridad con el que salimos de la dictadura. Mi marcha a Hollywood sonaba al principio a chiste, pero acabó demostrando que los españoles podíamos competir con los más grandes del cine, aunque eso ocurre ahora también en campos como el deporte. No me parecen suficientemente fuertes los obstáculos que he encontrado, así que voy a seguir adelante sin rendirme. Al final lo que importa es el resultado global de una carrera”.