– Y volvió a tocar a la puerta del periodismo.
– Traté de encontrar algo en Madrid, pero era difícil. En Canal Sur acababan de abrir un segundo canal y a finales de 1997 me cogieron de presentador. Por un lado veía la parte ilusionante de un nuevo proyecto, pero por otro me daba cuenta de que me alejaba del oficio. Otra vez los opuestos... Y así acabo contestando a su pregunta de por qué vivo en Sevilla. ¡No le avisé de que me parara, que me disperso!
Y nos dice esto con un fingido autoritarismo, tipo Sazatornil, digamos. Antonio de la Torre disfruta, se le nota, entrando y saliendo por momentos del papel que toque. Le pinchas en el brazo y sale un personaje dando saltos.
– De acuerdo, volvamos al redil. Estamos ya en Sevilla, presentando Telegol, pero la cabra tira al monte, ¿no?
– Y tanto. De entrada me planteo: estoy en una ciudad con AVE.
– Y con una potente tradición actoral.
– ... Con AVE. Para mí, con AVE [rotundo y mirando fijamente], porque a todos los efectos yo soy un actor madrileño. A mis compañeros andaluces los conozco después trabajando: a Cuca, a García Pérez, a O’Doherty, a Dechent, a Vicente Romero, a Julián Villagrán, a Paco León... un montón de gente buenísima. Pero tú me dices “Compañeros de clase. Un, dos, tres, responda otra vez”, y yo digo: “Alberto San Juan, Willy Toledo, Nathalie Poza, Ernesto Alterio, Pilar Castro, Juan Diego Botto...”. Y me dejaré nombres.
Suban a mi R9
– No se me pierda. Estábamos en Canal Sur.
– Muy bien. El caso es que en Canal Sur se portaron de maravilla conmigo. Mi jefe me facilitaba las cosas para ir a hacer sesiones y seguir recogiendo lo que había ido sembrando en los años de Madrid. Recuerdo que un día acabé de presentar el programa de madrugada, cogí prestado el coche de un amigo y me fui a Valencia a hacer una sesión para Flores de otro mundo, una secuencia que luego no se montó.
– ¿Y su coche?
– Yo tenía un R9 guarrindongo que no hubiera llegado muy lejos. Dormía gente. Una mañana me encontré a un mendigo entrando en él. Pero ve, eso demuestra que quien menos tiene, menos tiene que temer. Jamás me robaron el R9, a lo sumo tenías que abrirte paso a codazos para entrar. Y, por último, fue decisivo que Bigarren, mi representante, apostara por llevar a un actor que se iba a Sevilla a trabajar de periodista. Creo que al final nos salió bien a los dos. Vinieron la serie Padre coraje [Benito Zambrano, 2002] y la película Poniente [Chus Gutiérrez, 2002]. Dani Sánchez Arévalo me vio en esta película, me llamó para su corto Profilaxis [2003], y en 2006 llegó Azuloscurocasinegro. Y me cambió la carrera.