#MiVidaEnPelículas
Juan Diego Botto, el genio hiperactivo que necesitaría cuatro vidas en vez de una
“Pasaba horas frente al espejo metiéndome en el personaje de El Padrino”, revela el artista hispanoargentino, que estrena la segunda temporada de ‘Todos mienten’ y señala ‘Una noche sin luna’ como su cima creativa
MARÍA BERMEJO
Texto y fotos
Como el cine es territorio de magia única, el ciclo cinéfilo Mi vida en películas quiso cerrar el año con uno de los grandes, el hispanoargentino Juan Diego Botto, que en conversación con Santi Alverú compartió vivencias, anécdotas, anhelos y los largometrajes que le han marcado. Confidencias propias del espacio Ámbito Cultural, anfitrión que ha generado este rincón único en colaboración con la Fundación AISGE y la revista Cinemanía.
Este jueves 14 no quedaba ni un solo asiento libre en la sala de la cuarta planta de El Corte Inglés de Callao, demostración fehaciente de que, a pesar de las apretadas agendas navideñas, siempre hay hueco para las charlas apasionadas. Con un Juan Diego Botto que entró en la sala sonriendo al público y sentándose a la izquierda de Alverú en un sillón amarillo: esta vez no valían las supersticiones.
Botto recordó con mucho cariño la primera película que, acompañado de su hermana María, vio en una sala de cine: Cantando bajo la lluvia (1952). “Me enamoré del cine con aquella película, me pareció mágica porque funciona a varios niveles y edades: es divertida, melancólica y esperanzadora”. El actor y director bonaerense también hizo mención especial de Babylon (Damien Chazelle, 2022), contrapunto oscuro de la icónica película protagonizada siete décadas antes por Gene Kelly. “También recrea el nacimiento del cine sonoro, pero desde un punto de vista más amargo. Me impresionó ver esa misma historia contada de una manera más triste”, confesaba.
El cine te va acompañando en cada etapa de tu vida y, a veces, las películas llegan justo a tiempo para emocionarnos. “Otra de las películas que más me ha impactado, y que para mí fue un antes y un después, ha sido Un tranvía llamado deseo. Mi madre me consiguió la versión original con una voz de Marlon Brando que me dejó alucinado”. La risa cómplice emergía en la sala cuando confesaba sus horas frente al espejo metiéndose en el personaje de El padrino. ¿Será acaso el personaje más imitado de la historia del cine?
Un detalle poco conocido, pero fascinante y llamativo para el público asistente, es que Juan Diego Botto es miembro de la Academia de Hollywood y votará a los candidatos que se alzarán con la estatuilla dorada el próximo 11 de marzo. “Este ha sido un gran año con muy buenas producciones cinematográficas”, subrayó. “Algunas, como Anatomía de una caída, me han emocionado bastante. Además, es bonito ver cómo el cine europeo se ha situado en un lugar de peso”.
Su mirada se iluminaba al mencionar a su madre, Cristina Rota, respetada directora y maestra que ha guiado a múltiples generaciones de actores españoles en su escuela de interpretación. Ella es su fuente de inspiración constante, además de confidente en los momentos de bloqueo creativo. “Muchas veces, con cualquier personaje, recurro a ella. La llamo y le digo: ¿Podemos quedar? Estoy trabado en una secuencia que no sé cómo resolver…”. Añadió Juan Diego que algunos personajes los ha desentrañado gracias a su progenitora, y la audiencia sonreía al escuchar cómo busca ese recurre, a modo de “privilegio genético”, a ese consejo materno.
Durante la conversación con Alverú surge una pregunta para la reflexión. “¿Cómo manejas la evaluación sincera de alguien a quien amas, como tu madre?”, se interesó el presentador. “Me importa la opinión sobre mi trabajo de la gente a la que quiero”, rebatió el protagonista. “Prefiero sus críticas sinceras, la frase ‘esto no te fue tan bien”.
Con Los márgenes llegó en 2022 su oportunidad de dirigir, y nada mejor para ello que una cinta de hondo compromiso político y social. Es entonces cuando la audiencia se sumerge en las reflexiones de Botto sobre lo complejo de abarcar múltiples anhelos, tanto en el arte como en lo personal: “Con el cine me pasa como con la vida: tengo la sensación de que una vida sola no me alcanza, que necesitaría una para solo ser padre, otra para solo ser actor, otra para dedicarla al activismo y, por último, otra más para viajar sin parar…”.
El momento culminante en el capítulo de las curiosidades llegó en torno a Escuadrón suicida, cuando Botto compartió detalles como la misteriosa audición o los sacrificios físicos requeridos. La sala se llenó de risas y asombro al escuchar anécdotas sobre donuts o la pasta Alfredo tras una escena de gran intensidad. “Aunque solo salía unos minutos, debía mantener una condición física excelente. Me adjudicaron un entrenador tres horas al día y un nutricionista durante seis meses. Y además, ¡cada sábado tenía que mandarles una foto para que supieran cómo iba!”. En producciones de gran presupuesto, es probable que el candidato no conozca si quiera el nombre del director ni el del largometraje. “Mandé el vídeo para el casting con la sensación de que me había salido bien y me llamaron. No quisieron ni hacerme la segunda prueba; ya no se imaginaban para ese papel a otra persona que no fuese yo”.
En el escenario de la vida, Juan Diego Botto no solo domina la interpretación, sino que también personifica la alegría y el talento. El viaje continúa, y estos días se hace escala en el estreno de la segunda temporada de Todos mienten, que desde este jueves 14 de diciembre desembarca en Movistar Plus+: un cluedo casi indescifrable, puesto que nadie revela la verdad. En esta nueva tanda de capítulos, su personaje imprime altas dosis de ironía. “Estoy comiendo, bebiendo y fumando en todas las secuencias de la serie, sobre todo de la segunda temporada”, relató. “¡Y como de verdad! Hay una secuencia en la que tuve que tomarme un número casi infinito de mandarinas…”.
Justo antes de cerrar el evento, le tocó al público erigirse en protagonista. Y entre los testimonios, uno muy conmovedor para el actor: “Por favor, vuelve a poner en marcha Una noche sin luna, esa maravillosa obra. Es lo mejor que he visto en muchos años”. El asistente aludía al recital interpretativo con el que Botto acertó a meterse en la piel de Lorca, una pieza teatral que él mismo había escrito. Y aunque a corto plazo no baraja planes para reestrenar la obra, Botto se sinceró: “Nunca había experimentado una sensación tan intensa actuando. Es, con diferencia, lo mejor que he escrito e interpretado en toda mi carrera”.