Si irreconciliables se antojaban al principio las relaciones entre los personajes de los dos microcosmos, unos y otros se dieron cuenta poco a poco de que es más lo que les acerca que lo que les aleja. Usar tópicos y estereotipos culturales y territoriales, según Jon Plazaola, ayuda a la actual situación sociopolítica del país. “Parece que estuviera hecho a propósito”. Su Iñaki y la cuadrilla ya desfilaron por la Feria de Abril, así que ahora Carmen hará lo propio en Euskadi. Nada más comenzar la próxima temporada la veremos marchar en la ruidosa tamborrada donostiarra que se celebra cada 20 de enero. Los 60 profesionales del equipo se trasladaron al casco viejo de San Sebastián durante dos semanas del pasado mes de octubre y los actores se integraron entre los 200 miembros del Círculo Riojano y su banda de música incluida. “A mí me gusta mucho reírme de lo que somos. Soy muy andaluza, reivindico de dónde vengo, pero también rechazo mucho”, subraya María León.
Sevilla como plató
Centrar el grueso de las operaciones en la capital hispalense era un riesgo en términos económicos, según nos revela David Jareño, el director de producción. “Hubiera sido más fácil y barato rodar en Madrid, pero queríamos apostar fuerte y darle un valor añadido”. Subraya la luz de la ciudad hispalense como elemento clave en esta ficción: “Sevilla es un plató. Cualquier calle, cualquier rincón, resulta espectacular, todo es más luminoso”. Una de las señas de identidad de Plano a Plano, la productora responsable de El Príncipe e inmersa ahora en El caso y La verdad, es asemejar las ficciones televisivas a las cinematográficas. Lo consiguen con la planificación de espacios e iluminación. “Queremos que las series respiren”.
El céntrico Palacio de Monsalves reúne en 6.000 metros cuadrados casi la totalidad de los decorados. No son platós convencionales, sino escenarios naturales. El departamento de arte que capitanea Mercedes Canales transforma los amplios despachos y salones del antiguo edificio en las casas de los protagonistas y la clínica completa. Incluso el patio de las vecinas trianeras y el bar Kaia (ubicado en Donostia en la ficción) se localizan allí. Tras el ventanal del bar, la magia del croma traslada al espectador a la bahía de la Concha.
Nueve minutos de emisión al día
La comunicación entre departamentos se percibe fluida hasta la camaradería. En jornadas de nueve horas se graban diariamente entre ocho y nueve secuencias, lo que equivale a 12 páginas de guion y nueve minutos de emisión. El ritmo se ralentiza cuando, dos días de cada siete, la acción transcurre en exteriores.