Los hermanos Caballero embalsaman la comedia en ‘Muertos S.L.’
En apenas nueve meses han creado la idea y los guiones y han grabado esta serie ambientada en una funeraria muy realista. Llegará al catálogo de Movistar Plus+ en 2024
ESTELA BANGO
FOTOS: MANUEL FIESTAS
Los hermanos Caballero llevan más de 20 años provocándonos carcajadas. Y lo que nos queda. Nos divierten en la televisión convencional con La que se avecina, que lleva en emisión desde 2007, pero también desde plataformas como Netflix, hogar de Machos alfa. En fechas próximas llegará a Movistar Plus+ su nuevo proyecto, Muertos S.L., cuyos ocho episodios de media hora de duración retratan el día a día en la Funeraria Torregrosa tras la muerte de su propietario. Se baraja que la serie vea la luz a lo largo del primer semestre de 2024.
“Nuestro foco ha sido una PYME familiar. Queríamos hacer una parodia del tejido empresarial en España, donde el 80 por ciento de las empresas son pequeñas o medianas y tienen relaciones familiares de por medio”, explica Alberto Caballero. Considera que la funeraria es “el envoltorio perfecto” para desarrollar la primera comedia que dedican a la convivencia en un espacio laboral.
Películas como Un funeral de muerte, La muerte os sienta tan bien o Este muerto está muy vivo demuestran que se trata de terreno fértil para la risa. “Es un mecanismo defensivo, por eso en los funerales la gente acaba contando algún chiste o soltando alguna chorrada, es un descompresor natural de tensión. Lo divertido de la muerte es que, para la mayoría, resulta un tabú”, sentencia Caballero. Excepto para los trabajadores de la Funeraria Torregrosa, que tienen la muerte como rutina. “Es como si trabajas en televisión: no puedes estar flipando al encontrarte con un famoso porque estás viendo famosos todo el tiempo. Pero la sensación cambia si alguien ajeno al medio se encuentra repentinamente con José Coronado: ya va a tener notición para todo el día”.
Uno de los actores del elenco es Salva Reina, que encarna al conductor del coche fúnebre. Es un tipo chapado a la antigua al que sus problemas maritales le pasan factura en sus relaciones laborales. “Los creadores ven un nicho para reírse de lo prohibido. Todo el que conozca un poco el estilo de los Caballero, se puede imaginar las locas situaciones que pueden inventar en un tanatorio, situaciones que luego trasladan a la convivencia laboral. Sería como mezclar A dos metros bajo tierra y la comunidad de vecinos de Aquí no hay quien viva”. Sin embargo, en opinión del creador de Muertos S.L., esta tiene más que ver con “The Office, Taxi o Cheers”.
REALISMO DENTRO DE LA COMEDIA
Entre el 20 y el 30 por ciento de las secuencias de esta ficción transcurren en exteriores. Y la base es la funeraria, que ya se percibe desde fuera. “El exterior del plató es la entrada a la funeraria. Da más realismo y luz natural”, explican. Y Salva Reina se pone a contar anécdotas al respecto: “A muchos compañeros, cuando nos han traído los taxis, nos han preguntado: ‘¿Ha abierto aquí un tanatorio?’. O directamente nos han dicho: ‘Te acompaño en el sentimiento’. Desde la calle no parece en absoluto un set de rodaje, ¡es una funeraria!".
La mayor parte de las escenas se graban dentro de dos platós “con un decorado muy potente”, en palabras de Alberto Caballero. “Tiene techos e iluminación natural indirecta. Lo hemos montado así para que la gente no sepa si estamos en set o en un espacio general”, prosigue. Por su parte, Reina destaca la labor de los compañeros del departamento de Arte: “Hay que alabarlos. Su trabajo es minucioso, da el pego absolutamente”.
Tan minucioso como el de los creadores, que se documentaron con empresas y agentes funerarios y cuentan incluso con un asesor tanatopractor en aquellas secuencias en las que están trabajando sobre un difunto. Porque este es el término correcto, no ‘muerto’ ni ‘cadáver’. Tampoco debe hablarse de ataúd, sino de féretro. El lenguaje resulta vital para dotar de cierto realismo a la historia. Por ello trabajan con un glosario completo para que los personajes hablen de una manera coherente. También el equipamiento que usan es el de cualquier funeraria. “Pese a que se trata de una comedia”, comenta Caballero, “la queremos realista. Explicar cómo es el proceso desde que alguien fallece hasta que lo entierran”.
“MERCENARIOS DEL AUDIOVISUAL”
El equipo de Contubernio ha realizado muchísimo trabajo en tiempo récord. Hablamos de apenas nueve meses para crear la idea, escribir los guiones y grabar todos los capítulos. El secreto es la fórmula ganadora del equipo creado entre Alberto y Laura Caballero, Araceli Álvarez de Sotomayor y Daniel Deorador. “A Laura la conozco desde que nació. Y a Dani le conozco desde que coincidimos en el Instituto de RTVE, allá por el año 1994. Tenemos mucha sintonía. A veces, lo que se le ha ocurrido a uno, estaba casi a punto de decirlo el otro. Todavía tenemos la capacidad de sorprendernos. Y eso es divertido. Hemos encontrado la manera de complementarnos y de no discutir”, relata Caballero.
Los tiempos han cambiado mucho desde que se dedicaban a escribir a matacaballo Aquí no hay quien viva. Se ha racionalizado el sector: hay convenios, los planes de grabación tienen hora de principio y final… El relevo generacional ha sido decisivo en estos avances. “Están aplicando el sentido común. Los rodajes tienen que ser experiencias espiritualmente placenteras y físicamente soportables. Si no, lo que haces es cargarte los proyectos, que es precisamente lo que acabó pasando con Aquí no hay quien viva. Al habérsele puesto más sentido a todo esto, te das cuenta de que la gente está más tranquila y disfruta, entiendes que puedes estar más tiempo con un proyecto sin correr el peligro de reventarlo”, razona el guionista, que también aprecia mayor libertad en la escritura: “Estamos terminando temporadas completas antes de empezar a grabar. Eso para nosotros es insólito. En el caso de Machos alfa, en enero teníamos terminados los capítulos de la segunda temporada y empezamos la grabación en marzo”.
Ya quedó atrás aquella época en la que la serie no podía emitirse si no sacaban 20 páginas diarias. Pero eso hizo callo en los hermanos Caballero y en Daniel Deorador. “Somos mercenarios del audiovisual. No nos asustamos cuando nos piden algo con prisa. Lo que llaman prisa en la industria, para nosotros es un paseo. La experiencia que guardamos de la época de Aquí no hay quien viva hace que no nos agobiemos por el hecho de que tengamos que estar grabando en tres meses”.
La concepción del trabajo ha cambiado y el tiempo libre ha cobrado mayor valor. También en las profesiones vocacionales. “En este oficio hace falta pasión, estar un poco loco: hacemos esa cosa bastante rara de inventar mundos paralelos. Nunca va a ser un trabajo normal, pero sí puede ser normal en cuanto a condiciones laborales. Ese es el objetivo que nosotros tenemos en Contubernio. Hemos tenido claro lo que no queríamos hacer y, al final, lo que hemos conseguido en estos más de 10 años que llevamos produciendo es que la gente esté a gusto. La prueba es que continúan en nuestros proyectos”, sostiene Caballero.
No extraña que actores cómicos de la talla de Carlos Areces o Diego Martín estén más que dispuestos a volver a trabajar con los hermanos Caballero. Areces ha sido escogido como protagonista de esta historia. Alberto Caballero ya le veía en ese papel, como le ocurrió con Roque Ruiz o Aitziber Garmendia. “También vamos descubriendo caras nuevas. En un momento determinado decimos: ‘Qué buen actor o actriz, molaría tenerlo en esta serie’. Esa es la manera de que no aparezca siempre la misma gente”. Es el caso de Salva Reina, que actúa por primera vez en una producción de los Caballero. “Nunca habían coincidido nuestros caminos”, explica, “estoy encantado de entrar en esta familia”. Y nos encontramos ante una familia muy bien avenida, por lo que nos cuenta: “Aquí estamos como si fuéramos compañeros de una empresa en la que llevamos currando mucho tiempo. Esa buena convivencia se plasma en la pequeña pantalla”. Completan el reparto Amaia Salamanca, Adriana Torrebejano, Gerald B. Fillmore, Bárbara Santa-Cruz, Ascen López, Manolo Cal, Lorea Intxausti, Lucía Quintana y Juan Miguel Bataller.
“Cuando vas trabando amistad, cuando vas pillando el tono del personaje, ya se está acabando la serie”, comenta Reina, con ganas de que el público vea el resultado. “Ojalá se diviertan la mitad de lo que nos divertimos nosotros”. De ese resultado depende que regresen a la Funeraria Torregrosa. Tal expectativa ronda ya la cabeza del artista: “Esperemos que guste y que podamos hacer al menos dos o tres temporadas más. Deseo que en poco tiempo estemos otra vez en la funeraria con gamberradas”.