Emisión y rodaje
El estreno se produjo en la primavera de 2015, cuando el rodaje todavía se encontraba en su ecuador en el ecuador del mismo, lo cual no resulta frecuente en las producciones semanales. El tiempo jugaba en contra y el agotamiento físico se acusaba ya entre actores y técnicos. Las 13 entregas previstas se redujeron finalmente a 11.
Inma Cuevas (Anabel en la ficción) recuerda con cierta angustia aquellas extenuantes jornadas. Prefiere que grabación y emisión no se junten para poder trabajar con mayor tranquilidad. “Así es como ensayar una obra de teatro. Es muy agobiante emitir y rodar a la vez, también porque lo que nos dice la gente por la calle o a través de redes sociales termina influyendo muchísimo en nuestro trabajo”.
Distinta opinión tiene Ramiro Blas, el maquiavélico doctor Sandoval, para quien no hay regocijo más grande que el aplauso del público: “Y mejor si es inmediato, como ocurría el año pasado. Los actores somos inseguros”. De origen argentino, Blas lleva más de una década trabajando en España, con muchos ‘malos’ a sus espaldas. De su personaje le atrajo su mundo oculto y ver hasta dónde podría llevarle. “Intento jugar con la seducción de la maldad, buscar otro tono de voz, ponerle pausas. Sandoval me cambió la vida. Ahora soy consciente de lo que quiero y de lo que soy capaz. Vis a Vis me sirvió para, por primera vez en 25 años de carrera, valorarme como actor sin vergüenza ni hedonismo”.
Su escuela siempre fue la calle. Su referente, John Cazale (Fredo, el hijo débil de Vito Corleone), de quien aprendió a crear personajes a partir del dolor. “Lo primero que hago cuando me llega un papel es buscar el dolor. Todo lo que hace Sandoval, por muy espantoso que parezca y sea, tiene una justificación que no siempre queda demostrada tácitamente. Es Nosferatu y el cardenal Richelieu juntos”.