– Hay evidencias visuales en el vestuario y la música. Pero, ¿cómo se rueda para lograr la apariencia de los 80?
– Hicimos una investigación bastante exhaustiva. De hecho, para recrear esa época, utilizamos las mismas cámaras que se usaban entonces. Para encuadres, enfoques y demás, el programa de referencia era La edad de oro, el que presentaba Paloma Chamorro. Vimos todos los capítulos. Estudiamos mucho la edición, y ha quedado algo parecido, en ese tono. Me molesta bastante cuando en una película no acabas de creerte las recreaciones.
– ¿Repetiría algo de lo que hizo?
– Ya no lo pienso. Cuando estás montado, sí: “¿Por qué no habré rodado ese plano?”. Pero luego, en montaje, encuentras soluciones alternativas.
– ¿La clave en esa fase es la relación con el director de fotografía?
– Sí, en este caso somos muy afines. Álvaro Gutiérrez había hecho conmigo el corto Mi otra mitad. Tenemos un sentido estético parecido. En montaje, el último corte lo di con él.
– ¿Cómo cree que va a ser recordada su ópera prima?
– Uff, qué difícil. Nunca sabes la repercusión que va a tener una obra. Me sorprende la cantidad de gente que reconoce mis cortos. No piensas que va a llegar tanto. Siempre agrada, pero no sé adónde llegará.
– ¿El mejor pálpito que ha recibido sobre ella?
– Hace algunos meses, durante un coloquio en Majadahonda [Madrid], tras presentar la película en los cines Zoco. Una mujer mayor, de 90 años, se dirigió a mí con el bastón, casi una hora después de la película. Me dio un abrazo y me dijo: “Gracias, has abierto una nueva etapa en mi vida”. Emocionante.
– ¿Y fuera de España?
– A nivel emocional, más que intelectual, hubo otra experiencia bonita en el Festival de Montreal. Al acabar la película, un señor se echó a llorar durante cinco minutos. Era homosexual, y hubo algo que le tocó mucho.
– ¿Impone la dirección de actores?
– Más que imponerme, me pone. Hay intérpretes de su padre y de su madre. Unos del método, otros autodidactas… y de repente te ves ahí. Yo soy amante del cine. He empezado en esto trabajando: he hecho vestuario, producción, montaje, dirección de arte… de todo menos maquillaje, peluquería e interpretación. Todo me gusta, en todo me meto, excepto en la interpretación, aunque he hecho cursos. Es lo más.