JAVIER OCAÑA
La relación entre Luis Buñuel y Hollywood nunca llegó a cuajar. En 1930, poco después de presentar La edad de oro en París, la Metro-Goldwyn-Mayer le contrató como simple “observador”. El objetivo era que se familiarizara con el sistema industrial americano, ya que se confiaba en su talento, pero al cabo de un año ya estaba de nuevo en España, donde pronto iba a filmar Las Hurdes.
En 1938, con el país en guerra, se trasladó con su familia a Los Ángeles. Esta vez el encargo provenía del gobierno republicano español: sería consejero técnico e histórico de dos películas sobre la Guerra Civil rodadas en Hollywood. En 1941, terminada la contienda y cuando estaba a punto de filmarse Cargo of innocents, la Asociación de Productores Estadounidense prohibió cualquier película que criticara a Franco. Fin de la historia.
Buñuel se fue a Nueva York para trabajar en el MOMA y, aunque poco después volvería a Los Ángeles para entrar en Warner como jefe de doblaje de las versiones españolas para América Latina, su relación con Hollywood acabó en favor de su fructífera etapa mexicana. En 1972 George Cukor celebró en su casa una cena-homenaje al director aragonés, a la que asistieron, entre otros, Hitchcock, Wilder, Wyler, Mulligan y Wise. Todos estaban rendidos a su talento.