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06-02-2017

Un fenómeno consumado hace tiempo
 
 
RUBÉN DEL PALACIO
Sonaba a acto de justicia, aunque tardío, erigirle en descubrimiento del año. Porque se trata del primer trabajo para el celuloide por el que Carlos Santos (Murcia, 1977) recibe galardones, pero le avalaba una filmografía con títulos de la talla de También la lluvia desde que debutase en 2001 gracias a Tuno negro. Mayor popularidad adquirió su nombre en la televisión a raíz de poner cara al apocado agente Povedilla en la comisaría de Los hombres de Paco o al refinado Félix de El tiempo entre costuras.
   
   Al reto interpretativo en El hombre de las mil caras se sumaba el sacrificio físico de engordar 10 kilos o afeitarse la cabeza para recrear al mismísimo Luis Roldán, de quien solo conocía sus momentos de fragilidad durante aquel largo encierro en un piso de París, el personaje por el que se decidieron Alberto Rodríguez y Rafael Cobos para guiar su retrato del espía Francisco Paesa en un texto que llegó a acumular 12 versiones a lo largo de cuatro años. “Empecé a elaborar un discurso, pero la vida tiene otro guion”, sentenció, dejando entrever que algo más importante que el premio había cambiado el rumbo de sus pensamientos días antes de la gala. Efectivamente: “Aquí debería estar mi hermana Laura, igual que están mi hermano y mi madre, mis amigos… No puede estar hoy, en el Día Mundial Contra el Cáncer. Sobran las palabras. Te quiero”. Gesto oportuno el de visibilizar una enfermedad que empaña hasta las noches más deslumbrantes. 

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