Buscar la rima para acentuar el drama
Lope de Vega se puede recitar y se puede sentir en pleno siglo XXI. Los alumnos se reconocen “exhaustos pero impresionados” con los talleres de verso de Carmelo Gómez y Emi Ecay
FRANCISCO PASTOR
El eco de la rima emana de una de las aulas principales del Centro Actúa y resuena por los pasillos. Aunque los talleres de teatro en verso impartidos por los actores Carmelo Gómez y Emi Ecay salen de la propia clase para colarse incluso en dependencias como los baños. “Si cambia el espacio o la mirada, cambia también la forma de actuar”, anota el primero de los profesores. Lo dice junto a la cámara con la que, como colofón a una de las sesiones, grabará a tres de sus 13 alumnos: los que esa jornada, solos frente al resto del grupo, interpretan El caballero de Olmedo. Es la semana inicial de un trabajo que se prolongará durante un mes, y esa obra de Lope de Vega les va a acompañar durante todo el curso. “Estamos acostumbrados a ver el verso con capa, espada y plumífero, hemos de quitarnos muchos prejuicios”, asienta Gómez.
“¡Honor de las glorias!”, declama el alumno Gonzalo Trujillo mientras, agazapada entre los aprendices, Ecay observa la escena. Avalada por décadas de entrega a la docencia de lo escénico, la navarra analiza la distribución del espacio, el comportamiento de los actores… Cuida del hecho teatral. Gómez, devoto de la rima, sigue cada diálogo con los labios, libreto en mano. Él disimula menos su presencia y, cuando las cuatro horas de sesión dan sus últimos coletazos, aporta sus indicaciones sin reparo. “¡Dale, dale! Córtale ahí, como lo harías en prosa”, le explica el leonés a Mónica Caballero, a quien le toca dar la réplica. “¿Veis la rima? ¡Pues id a buscarla!”, exclama. Y deambula por el aula mientras pide a los intérpretes que repitan la escena sin mover las manos.