¡Miedo, no te tengo miedo!
La formadora de actores Carmen Rico analiza en una charla virtual desde AISGE los principales fantasmas que acechan a los artistas y cómo revertir esa sensación para que el propio temor se convierta en aliado
FERNANDO NEIRA (@fneirad)
Hay muchos miedos que atenazan al ser humano. Cien diferentes, como mínimo, aunque seguramente sean muchos más. Los tememos todos, con independencia de nuestra ocupación, pero es probable que más aún aquellos que trabajan de cara al público, quienes han de enfrentarse al escrutinio del otro con su cuerpo y talento como únicos parapetos. De ahí que actores y actrices sean tan sensibles a los miedos, tan vulnerables ante las docenas de fantasmas que pueden atenazarlos en el peor momento posible. Y de ahí que Carmen Rico, una de las principales entrenadoras y formadoras de artistas del panorama nacional e iberoamericano, haya querido escrutar todos los miedos de la escena en su próximo libro, que la Fundación AISGE publicará durante la primera mitad de 2021 pero que este lunes ya sirvió como hilo conductor en un encuentro digital al que se fueron sumando más de 150 actores y actrices desde ambas orillas del Atlántico.
Esta clase magistral online, que tuvo lugar desde la sede central de AISGE en Madrid y se prolongó durante casi dos horas, estuvo repleta de las reflexiones lúcidas y hasta provocadoras de la experta, pero también de las confesiones a pecho descubierto de muchos participantes. La mala noticia, advirtió Rico, es que los miedos “no se vencen y vuelven siempre”. La buena, incluso muy buena, es que pueden servirnos para canalizarlos y mejorar no ya solo nuestra relación con el mundo cotidiano, sino nuestra propia solvencia como artistas. “Son miedos que se conquistan. Hay que convertirlos en amigos nuestros, en dragones que vuelan a nuestro lado”.
Rico, que también se sinceró y admitió que ella misma “lidia a diario con miedos y más miedos”, subrayó que esta sensación no ha de ser paralizante, sino un elemento que sirva para activar, casi como una espoleta, nuestro propio potencial creativo. “A través de la razón nunca conquistaremos la creatividad. Si nos cuidamos y protegemos demasiado, dejaremos de crear. Por eso insisto en conquistar el miedo, y el propio libro es una reflexión entre física, filosófica, narrativa y hasta de ficción para que ese espíritu se apodere de cada uno de nosotros.
En la geografía emocional concebida por Carmen Rico hay hueco no ya solo para dos grandes países, sino hasta para un gigantesco continente entero. El actor, según esta cualificada analista del oficio, ha de habitar primero en el País de Entender, aquel que nos permite interiorizar los textos, analizarlos, hacerlos propios y trasladarlos “hasta el arte de decir”. De ahí hay que cruzar la frontera hasta el País de Elegir, donde se gestionan las elecciones, se escogen aquellas que sirven y desechan las que no para el interés dramático perseguido en cada momento. Es un lugar en el que impera “el arte del silencio dicho, aquel en el que lo que se va a contar, y hasta a callar, es muy superior ya a lo que está escrito”. Y habrá llegado entonces el momento de adentrarse en el Continente de Exponerse, ahí donde, “desde la emoción y la intuición, el arte es capaz de llegar mucho más lejos que nosotros, de habitar una cuarta y hasta una quinta dimensión”.
El miedo, advirtió Rico, no solo está presente en cada recodo del camino, sino que es “altamente contagioso y aniquilador” y, además, puede apoderarse enseguida de los actores, “que tienen el oído muy fino y a los que les entra muy rápido”. “Por eso”, reflexionó, “tenemos tanto miedo de sentir miedo. Y nos lo silenciamos; intentamos disimular que lo sufrimos”. Y también por ello mismo es tan importante emplearlo en sentido positivo, aprovecharlo para nuestra propia expansión. “El miedo es la mejor excusa para no vivir desde dentro. Y eso, si queremos, nos permitirá emplearlo como aliado. Porque nos ayuda a prevenir, nos otorga herramientas y conciencia, debilita nuestra propia rigidez”, enumeró.
Algunos de los actores y actrices más familiarizados con la clases de Carmen Rico durante esta última década no quisieron perderse la charla e hicieron partícipes de sus sensaciones al resto de oyentes. Así, Ana Goya admitió que trabajar sus propios miedos le ha permitido “amortiguarlos y dejarlos en solo vértigo”. Enfatizó incluso que hay llegado al punto de “disfrutar de mis miedos y mis cositas, conquistarlos día a día”.
Otra de esas voces destacadas, la del actor español de origen austriaco Alex Hafner, confesó que llegó hasta las sesiones de Carmen Rico solo por la insistencia de una amiga. “Estaba acostumbrado a los coaches estadounidenses, siempre destructivos y regidos por los egos. Aquí descubrí, en cambio, unas clases libres de hachazos. Y combatí un miedo muy intenso en mi caso y común entre tantos compañeros: el miedo al fracaso, a sentirte un idiota”. Dion Córdoba no comenzó su relación con Rico desde el escepticismo, sino casi desde el estupor. “Al principio no entendía nada. Me pasaba las clases pensando: ‘¿Pero qué está diciendo esta mujer?’. Hasta que al final cada curso crea una adicción mayor aún que el precedente. Es como una religión”.
Desde Bogotá y con su bebito de apenas diez meses en brazos, la colombiana Melissa Cardona también se dijo “enamorada con la capacidad de profundizar el textos y emociones” que ha acreditado Rico, un sentimiento muy similar al que expresaron Lluvia Rojo (“¡mi primera alumna!”, la saludó con efusividad la conferenciante) o el joven Javier Orán (“me ha ayudado a dominar mis emociones en la vida misma, nos sentamos juntos y es como si entrásemos en una misma vibración”). Pero el momento más emotivo lo protagonizó seguramente Asier Iturriaga, al que también le “vuela la cabeza a nivel energético y emocional” y quiso coger su guitarra para interpretar una sentidísima versión de This is my life, el clásico popularizado por Shirley Bassey. Fue una elección muy cargada de significados: era una de las canciones favoritas de Carlos Rico, hermano de Carmen y fundador del concepto de Sucursales Emocionales sobre el que giran todas estas sesiones de preparación y motivación. Del fallecimiento de Carlos, a los 38 años, se cumplían diez años exactos este mismo 23 de noviembre.
El director general de AISGE, Abel Martín Villarejo, quiso seguir las dos horas de charla como moderador y aprovechó para avisar del peligro “no ya solo del miedo escénico, que quizá sea el más habitual entre los actores, sino también del miedo de perder la libertad, que a veces se opone al éxito”. El máximo responsable de la entidad anunció que la primera edición de Los 100 miedos del actor-iz, el inminente volumen de más de 300 páginas escrito por Carmen Rico, alcanzará una tirada inicial de 1.000 ejemplares para cubrir también su demanda en los principales países de América Latina. Rico se despidió del centenar largo de participantes online con su habitual elocuencia: “Yo sí que soy la miedica oficial del reino. Por eso escribo libros: para comprenderme y compartirlo. Y porque en estos diez años de profesión me he enamorado de los actores. Son un encuentro con la vida, gente que trabaja por vocación en pleno siglo XXI, un motivo para estar aquí. Son otro latido, único y constante, que ha ido formando un gran corazón”.