– Se lo sigue currando mucho para continuar aprendiendo.
– Me he formado en diferentes métodos porque me gusta elegir de todo. No quiero quedarme anclada. Los personajes que más me gustan son los que menos tienen que ver conmigo. Soy un poco kamikaze. No hay un solo método valido, cada actor debe escoger el suyo. Hay cosas de Cristina Rota que me sirven a día de hoy, y de Fernando Piernas, José Carlos Plaza, Roberto Cerdá… También de Dunia Ayaso: me ayudó muchísimo porque, con todo el amor que ella tenía para decirte las cosas, te enfrentaba a tus miedos y te daba seguridad. De cada uno he ido haciendo mi propio método. Y cada vez me da menos miedo equivocarme. Puede sonar a topicazo, pero equivocarse es maravilloso para evolucionar.
– ¿Qué opina cuando un productor ve a un joven muy guapo por la calle y le da un papel protagonista?
– Hay gente que, sin ser intérprete, tiene mucho talento; pero yo creo que un actor tiene que estar en continua formación y reciclaje, a no ser que siempre te llamen para lo mismo. Mi sueño sería que me llamaran para un montón de cosas diferentes que no tuvieran nada que ver conmigo.
– ¿El personaje de sus sueños ya lo interpretado?
– Tengo muchos papeles de mis sueños. A veces me preguntan qué es el éxito para mí. Pues trabajar siempre como actriz. Y si puede ser, que me vayan proponiendo retos, cosas complicadas que a priori parezca que yo no pueda hacer. Que no me pongan etiquetas, porque yo no me las pongo. Sé cómo soy, sé cómo es mi físico y que tengo vis cómica, pero también puedo hacer un drama o un personaje más oscuro. Aunque está muy bien descubrir gente, en esta profesión hay demasiadas personas con un bagaje maravilloso y sin trabajar.