HÉCTOR MARTÍN RODRIGO
− ¿Recuerda el momento particular en que decidió ser actor?
− Siempre tuve muy clara mi vocación. “Artista o profesor”, dicen mis padres que respondía cuando alguien me preguntaba qué quería ser de mayor. Con el paso del tiempo me he convencido de ambas oficios, ya que mi formación y mis empleos siempre han estado vinculados con las artes escénicas y la pedagogía.
− ¿Quién fue la primera persona a la que se lo contó?
− A mis familiares. Ellos han sido los mecenas de mis estudios y han apoyado mis decisiones.
− ¿Cuál ha sido el mayor golpe de suerte que ha recibido hasta ahora en su carrera?
− Cada uno de mis trabajos como actor lo ha sido. No es fácil vivir de esta profesión, y hasta ahora no me puedo quejar.
− ¿A cuál de los papeles que ha defendido le tiene especial cariño? ¿Por qué motivo?
− A todos, pero mentiría si no citase a aquel Romeo que encarné para la compañía Teatro do Noroeste o al Vítor del telefilme A pesar de todo, quérote, dirigido por Jorge Algora. Ambos personajes me dieron la oportunidad de despertar y madurar muchas partes de mí que quizás no estaba atendiendo con suficiente cariño. Lo mismo me ocurre en este momento con la Felicia del musical Priscilla, reina del Desierto, con la que tanto me divierto.
− Si el teléfono dejase de sonar, y ojalá que no, ¿a qué cree que se dedicaría?
− Optaría por enseñar interpretación: me encanta compartir lo aprendido y lo experimentado. También trataría de acompañar a gente que atravesara momentos difíciles utilizando el teatro o la danza como instrumentos terapéuticos. ¡Alguna vez ya he organizado talleres de crecimiento personal!
− ¿Ha pensado alguna vez en tirar la toalla?
− Todavía no. Soy muy perseverante…
− ¿En qué momento llegó a pensar: “¡Madre mía, en qué lío me he metido!”?
− En el rodaje de mi primer filme, Assalto ao Santa Maria, de Francisco Manso. Me pilló muy joven: aún cursaba Arte Dramático y no tenía experiencia ante la cámara. Recuerdo que hubo numerosos cambios en varias secuencias que me exigían estudiar sobre la marcha, con poco tiempo, con la dificultad añadida de estar actuando en portugués. Al final todo salió bien, pero fue un comienzo más que propicio para ser consciente del esfuerzo que hay detrás de un proyecto.
− ¿Cuál considera que es el principal problema del celuloide español y qué solución se le ocurre para paliarlo?
− Que buena parte del público generaliza a la hora de hablar sobre cine español, sin saber lo amplio que es. Al margen de eso, y aplicable a cualquier manifestación cultural, nuestro gran problema es el escaso apoyo existente. Para muestra, el IVA al 21%.
− ¿Cuál fue el primer intérprete que le conmovió hasta la lágrima?
− Henry Thomas, el Elliott de E. T., durante casi toda la película. Y también personajes animados: Disney ha marcado a muchas generaciones [Risas].