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27-09-2022


Lucía Delgado (izquierda) y Tábata Cerezo (derecha)


La coordinación de intimidad llega a España con nombre propio: IntimAct



El cambio de visión sobre el sexo y su mayor presencia por el auge de las plataformas ponen de manifiesto la necesidad de planificar las escenas íntimas. En ellas el realismo no debe estar reñido con la protección de los artistas



ESTELA BANGO (@estelabango)

FOTOS: ENRIQUE CIDONCHA

Lucía Delgado (Madrid, 1992) y Tábata Cerezo (Madrid, 1993) son las fundadoras de IntimAct, el primer colectivo de profesionales especializadas en la coordinación de intimidad para producciones audiovisuales y escénicas en España. Mientras que la coordinación de acción es una actividad más que habitual desde hace ya años, la novísima coordinación de intimidad aún sigue siendo algo casi inexplorado. Tanto en España como a nivel mundial. Su irrupción en la industria estadounidense no se produjo hasta 2018, cuando los primeros expertos en la materia se lanzaron a la planificación de las secuencias íntimas, siempre delicadas.

 

   Dos factores propician que esta práctica sea más necesaria que nunca en este momento. El primero de ellos, la diversidad sexual: la sexualidad ha cambiado, y con ello, su representación en la ficción. El segundo motivo es la desaparición de los límites de horarios por la llegada de las plataformas de streaming. “No hay solo una pareja de personajes que comparta una escena, sino también múltiples parejas, más de dos personas, una misma persona con más de una pareja sexual… Existe más diversidad, el contenido íntimo crece. Esto evidencia la necesidad de una figura que lo gestione, porque cuando tienes un montón de minutos de metraje con este tipo de imágenes, surge el objetivo de hacer diferentes esos encuentros y que sigan formando parte de la historia”, comenta Delgado. 



Lucía Delgado


¿Qué es la coordinación de intimidad?

Delgado y Cerezo actúan como jefas de departamento. Su trabajo es transversal en cuanto a procesos y equipos. Aunque ellas mismas reconocen que la principal tarea es la comunicación. “Los primeros contactos son con el equipo de dirección y la producción ejecutiva para entender las necesidades del proyecto a nivel creativo. A partir de ahí mantenemos conversaciones individuales con el elenco para conocer sus límites y poder proteger su consentimiento”, explica Cerezo.

 

   El siguiente paso consiste en crear coreografías que ayudan a la hora de contar cada historia. La comunicación se establece en este punto con los departamentos de arte, vestuario, fotografía… De la misma manera que un coordinador de acción utiliza protecciones, ellas emplean diferentes elementos como barrera física: el propósito es evitar el contacto genital directo. “Por ejemplo, si las sábanas tienen estampado, colaboramos con el personal de arte para cubrir nuestras barreras con ese mismo material. O tratamos con el director de fotografía para entender cuál será la luz de una secuencia y saber cómo poder trucar la coreografía. Una parte del trabajo es la protección del artista, pero hay parte creativa: las coreografías íntimas deben ser lo más ricas posible y contribuir así a contar cada personaje”.

 

   El grueso de su labor sucede durante los ensayos. En ese momento crean dinámicas de intimidad entre los intérpretes para que se genere confianza poco a poco. La jornada de rodaje ellas estarán en el plató acompañando a los actores, colocando las protecciones y supervisando la coreografía. Destacan que es fundamental que se incorporen lo antes posible para mitigar riesgos y contar con margen de maniobra en caso de que surja algún problema durante la grabación. “Nuestra intención es que los actores lleguen al día de rodaje con las mínimas preocupaciones y sabiendo lo que ocurrirá en el set”, explica Lucía Delgado.



Tábata Cerezo


Formación y empatía

Una de las cosas que hacen única a esta dupla es cómo sus caminos se fueron encontrando hasta llegar a trabajar mano a mano como coordinadoras de intimidad. El primer encuentro tuvo lugar hace 10 años. Ambas se estaban formaban como actrices en el Estudio Corazza. El hecho de que las dos sean actrices en activo suma a su trabajo, las dota de una habilidad fundamental para desempeñar este rol: la empatía. Delgado opina que “la empatía no es solo eso de ‘entiendo lo que puedes estar sintiendo’. Como nosotras lo hemos vivimos en nuestras carnes, conocemos las necesidades que tienen las actrices y los actores en ese momento, sabemos cómo se sienten”. 

 

   Ya en 2019 supieron de la existencia de Ita O’Brien, coordinadora de intimidad de títulos tan relevantes como Sex educationNormal people o I may destroy you. En ese momento comprendieron la necesidad de esa figura en la industria. Tiempo después fueron ellas las seleccionadas por Netflix para formarse en la materia. Recalcan la relevancia de la formación, que pasa por disciplinas de lo más variado: primeros auxilios de salud mental, resolución de conflictos, salvaguarda de menores, coreografía y trabajo corporal, posturas sexuales y su influencia en la narrativa…

 

   Apenas dos meses después nació IntimAct de manera orgánica. “Al ser las dos actrices en activo, ponerle un nombre a nuestro proyecto de coordinación de intimidad iba a ayudarnos a distanciarlo de nuestra marca como actrices”, explica Tábata Cerezo. Sus compañeros de oficio agradecen enormemente la incorporación de esta figura a los rodajes, pero también los directores, pues a menudo estas escenas apenas se hablan por pudor. Una de las primeras series en las que han trabajado es Élite. Al contar con un reparto tan joven y con tantas escenas de índole sexual, parece claro que la exitosa ficción de Netflix debería contar con esta figura, pero lo cierto es que no la ha tenido hasta su sexta temporada.

 

   “En muchas ocasiones hay productores que tienen miedo a que, si entramos como coordinadoras de intimidad, verán reducirse el contenido íntimo. O que se volverá más blanco. O que los intérpretes no querrán hacer ciertas cosas porque, si les preguntan, van a negarse… Y todo lo contrario: nuestra presencia hace que actores que rechazarían algunas escenas vean una red de seguridad que les sostiene y se lancen a hacerlo”, argumenta Cerezo.

 

   Lejos quedan los años en que las secuencias sexuales eran un accesorio que no formaba parte de la narrativa. O aún peor, la época en que eran excusa para cosificar el cuerpo de las actrices. Ante escenas tan frecuentes como delicadas en cuanto a vulnerabilidad para los artistas, hoy la coordinación de intimidad es una práctica tan necesaria que ha llegado para quedarse.

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