Tres grandes cortos de enero
Por ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
‘Graffiti’
MICROCOSMOS POSTAPOCALÍPTICO
Con una producción de lujo (80.000 euros), prácticamente sin diálogos y el gran talento tras la cámara del catalán Lluís Quílez, este potente cortometraje está causando sensación haya donde se presenta. Rodado en Pripyat (Ucrania), muy cerca de Chernóbil, ha sido nominado al Goya de ficción, este fin de semana se llevó el Forqué y está a punto de lograr la nominación al Óscar de la categoría. Un hito más que notable de nuestro cine.
Protagoniza Graffiti Oriol Pla, un hombre joven que vaga en una ciudad arrasada por una explosión nuclear sucedida años atrás. Alguien, una mujer, le escribe un mensaje en la pared de la casa donde vive. No piensa más que en encontrarse con ella y huir de una soledad que creía eterna.
A principios de 2016, Marcos Ordóñez, crítico teatral de El País, decía de Oriol Pla que era “un actor joven con un gran futuro, capaz de mostrar verdad, gracia y fuerza”. Lo ha corroborado este barcelonés de 22 años en obras como Ragazzo y en los filmes Animals, de Marçal Forés; y Truman, donde encarnaba al hijo de Ricardo Darín. “¡Vaya tipo, Darín! Gran actor y gran persona”, exclama Pla.