“¡Claqueta, cuadro, sonido grabando, acción!”, repite el director, para llevar a la cámara el guion trabajado, durante dos semanas, por el grupo. Cuando es él quien actúa, son los alumnos quienes opinan sobre lo captado por el objetivo. In-vulnerables, como han decidido titular su trabajo, en honor al diletante estado de ánimo de los intérpretes, es una comedia con toques de drama. La timidez que Naranjo vio durante la escritura, según Colomo, estuvo también frente a la cámara: muchos eran artistas con una vasta experiencia en teatro, pero se sentían algo más pequeños al verse encuadrados por el objetivo. También por la presencia, según los alumnos, del director de Bajarse al moro (1989), El efecto mariposa (1995) y Al sur de Granada (2003). Pero no había tiempo para remilgos, y lo que más sorprendió al realizador fue la fluidez con la que unos y otros podían pasar de actores a técnicos en cualquier momento: “Más que un profesor, he sido parte del equipo. El primer día hablamos un poco de teoría de la interpretación, pero siempre fuimos a lo práctico”.
Porque los profesores han trabajado con un grupo de actores que, aunque de todas las edades, comparten una experiencia. Están saliendo adelante grabándose a sí mismos, dándose trabajo los unos a los otros y cultivando sus propios proyectos. “Me gusta la gente como ellos. Esperar no sirve para nada, ¡hay que coger la cámara!”, reivindica Naranjo. “Hemos ido mucho más rápido que en los grandes rodajes, porque todo el mundo habla el mismo lenguaje. El trabajo de guion y el de la interpretación están mucho más unidos de lo que la gente cree. Involucrar a los actores en la escritura les ayuda a trabajar el personaje, a dar juego y llevárselo hasta sí mismos”, apunta Colomo. Cinco tomas bastan para que Vazme logre hacer reír, siempre en silencio, al resto del equipo. “Venga, otro plano por aquí”, reclama el director. Llegó a la producción con el guion escrito y el reparto elegido, pero Colomo quiere apurar, rodando, hasta el último minuto.