− Si el teléfono dejase de sonar definitivamente, y ojalá que no, ¿a qué cree que se dedicaría?
− Trabajaría seis meses para ahorrar dinero y me lo gastaría en viajar otros seis. ¡La vida corre demasiado rápido y el planeta es muy grande!
− ¿Ha pensado alguna vez en tirar la toalla?
− Somos muchos y hay poco trabajo. Claro que lo he pensado. El problema es que ya estoy demasiado enganchado, me gusta esta forma de vida pese a que tenga tantos altibajos.
− ¿En qué momento de qué rodaje pensó: “¡Madre mía, en qué lío me he metido!”?
− En un par de cortometrajes que no voy a nombrar. En el fondo disfruto metiéndome en líos…
− ¿Cuál considera que es el principal lastre del cine español y qué solución se le ocurre para paliarlo?
− No creo que tenga tantos problemas, sino al contrario, opino que cada vez es mejor. Más que soluciones, me resuenan conceptos como cultura, respeto, precios asequibles, bajada del IVA...
− ¿Cuál fue el actor o actriz que le conmovió por primera vez?
− No fue el primero, pero recuerdo constantemente la actuación de Javier Bardem en Mar adentro. Como buen gallego que soy, el filme me removió las entrañas.
− ¿Qué frase cinematográfica le gusta aplicar como leit motiv personal?
− No pertenece a una película, sino a la obra Bodas de sangre: “Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima”.
− ¿Qué largometraje ha visto tantas veces que se sabe los diálogos completos de alguna escena?
− El Rey León, por mi sobrina. ¡Tenemos nuestras propias coreografías! Debo reconocer que Mufasa y Simba nos han dado unas tardes maravillosas.
− ¿Puede contarnos alguna anécdota divertida suya como espectador en un teatro o cine?
− Cuando vi Frozen con mi sobrina Izel. Como estábamos solos en la sala, nos cambiamos varias veces de butaca. Después me propuso cantar y bailar la canción de la película bajo la pantalla y acepté la invitación. ¡Por supuesto!