ALOÑA FERNÁNDEZ LARRECHI
En el otoño de 1981, cuando los españoles aún se recuperaban del síndrome postvacacional, TVE comenzó a emitir una producción sobre las aventuras estivales de un grupo de jóvenes en una localidad de la costa. Y aunque pocos lo esperaban, se convirtió en todo un fenómeno televisivo que la cadena pública repuso en numerosas ocasiones, hasta quedar en la memoria de varias generaciones. Chanquete, Julia, Javi, Quique, Tito, Desi, Bea, ‘Piraña’ y Pancho entraron en nuestros hogares gracias a Verano azul, una serie creada por Antonio Mercero que puso sobre la mesa temas revolucionarios para la ficción de aquel entonces, desde el ecologismo al machismo pasando por el divorcio o los embarazos fuera del matrimonio. Esas realidades llegaban al espectador entre tardes de playa, paseos en bicicleta y reuniones sociales en un lugar peculiar: un barco situado en lo alto de un acantilado.
39 años después de su estreno, el 11 de octubre, poco queda por decir de esta producción que todos habremos visto. Pero sus 16 meses de grabación dejaron multitud de anécdotas y curiosidades que recopilamos a modo de celebración de este aniversario:
- Si hablamos de Verano azul, hablamos de Nerja. La localidad malagueña no fue la primera opción del equipo de la serie. José Fernández Aguayo y Francisco Fraile, que se encargaron de la fotografía, recorrieron durante la primavera de 1979 el litoral desde Gandía hasta Benalmádena en busca del mejor escenario para la idea de Antonio Mercero, pasando por Villajoyosa, Águilas, Aguadulce o Almuñécar. La decisión final estuvo motivada principalmente por los 300 días de sol al año que, según el Instituto Nacional de Meteorología, tiene Nerja. Allí los suaves inviernos permitirían que los intérpretes vistiesen ropa de verano durante el rodaje.
- ¿Quién no ha entonado alguna vez aquello de “Del barco de Chanquete no nos moverán”?
Pues no era un barco, sino un decorado construido en Prado del Rey durante 20 días que posteriormente se desmontó para su traslado a Nerja. En el pueblo malagueño se volvió a construir, y cuando no se utilizaba para el rodaje, Miguel Paloma, que participó en la serie como extra, cuidaba la ‘embarcación’ mientras vivía en ella. TVE se la ofreció al Ayuntamiento para ahorrarse los costes del traslado, y aunque se declinó la propuesta, el pueblo construyó luego una réplica para satisfacer a los fans llegados en su busca.
- Todos conocemos bien el reparto de Verano azul… pero en el elenco adolescente hubo dos incorporaciones inesperadas. A Pilar Torres le cayó el papel de Bea después de que acompañara a su madre y su hermana Cristina para que esta firmase su contrato. Y es que a Cristina la escogieron para el personaje de Bea, que finamente pasó a Pilar, por lo que se encargó de dar vida a Desi.
Más complicado resultó el fichaje de Miguel Joven, que encarnó a Tito. El actor al que seleccionaron en un principio era Jorge Sanz, pero la extensa duración del rodaje hizo que su padre lo rechazase. Luego eligieron a otro niño, pero en la primera toma se vino abajo y lo descartaron, algo que sucedería de nuevo en el siguiente casting. Fue en ese momento cuando el propietario de La Parrala, un conocido chiringuito que aparece en la serie, le propuso a Mercero una prueba con el hijo de uno de sus camareros. Tras ver una fotografía, el director accedió. El pequeño Miguel Joven estaba de vacaciones en Barcelona con sus abuelos, pero regresó de inmediato. Un par de días después ya grababa secuencias y hacía de las suyas con su compañero Miguel Ángel Valero, más conocido como ‘Piraña’.
- Entre los personajes episódicos se encontraban caras conocidas de la televisión. Muy curiosa fue la aparición de los padres de Desi, encarnados por Concha Cuetos y Carlos Larrañaga, aunque a él solo le vimos en el episodio titulado El visitante. ¿Por qué fue tan breve el paso de Larrañaga por la serie? Porque el matrimonio se estaba separando. Pero esa pareja pasaría a la historia de la televisión casi una década después gracias a otra producción de Mercero, Farmacia de guardia, en la que estaban definitivamente divorciados. Otra curiosidad: la secuencia de Verano azul donde hablan de la separación fue doblada por Concha Cuetos en un estudio, puesto que el divorcio ya había sido aprobado en el momento en que se iba a emitir el capítulo.
- Muchos extras eran turistas o vecinos de Nerja. Pero también tuvieron su minuto de gloria algunos de los profesionales que formaban parte del equipo de la serie. En el capítulo No matéis mi planeta, mientras los niños limpian la playa, vemos a veraneantes incívicos a los que interpretaron una maquilladora o un ayudante del departamento de carpintería. No fue esa la única licencia que se tomó la producción, y aquí va otra que hoy sería impensable: los coches que conducían los padres de los jóvenes protagonistas pertenecían en realidad a los productores.
- Los guiones se sometían a diversas revisiones. Una de las lecturas la hacían los hijos del director, quienes se ocupaban de adaptar las conversaciones de los personajes jóvenes a la jerga de la época. Entre otras expresiones, alumbraron aquel “Demasié pal body” que ‘Piraña’ popularizó definitivamente.
- Los últimos planos de Verano azul se grabaron solo cuatro meses antes del estreno en la Casa de Campo de Madrid. Corresponden al accidente de coche en el que fallecen el marido y la hija de Julia. Hablando de Julia, los cuadros que pintaba no eran obra de la actriz María Garralón, sino de un artista de Nerja llamado Rafael.
- Los capítulos que llegaron a la pequeña pantalla fueron 19, aunque estaba prevista la filmación de otro en el que se producía un incendio en un bosque. Las malas condiciones meteorológicas que retrasaron el rodaje y las trabas legales que puso el desaparecido Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) hicieron que TVE lo cancelara. En ese episodio iba a aparecer Jorge Sanz.
- El éxito de esta ficción traspasó fronteras y alcanzó grandes audiencias en países como Chile, Argentina, Uruguay, Portugal o Bulgaria. En este último país la popularidad fue tal que, cuando hace unos años se pusieron a la venta los DVD de la serie, se formaron colas en los kioscos. Y en Sofía, la capital, incluso existe una calle bautizada con el nombre Verano azul.