La película que no gustaba a Carrero
JAVIER OCAÑA
Realizada en 1971, Basilio Martín Patino no pudo ver el estreno de Canciones para después de una guerra hasta 1976. Compuesta por imágenes documentales de la posguerra, acompañadas de una banda sonora con tonadillas de la época, la película se conforma como una visión de las penalidades entre los ciudadanos. En 1971, con la cinta terminada y tras varias reuniones de la Junta de Censura y Apreciación de Películas en las que se había pospuesto la decisión, el organismo decidió por unanimidad de sus 19 miembros autorizar la exhibición.
Pero se ejerció presión desde distintos ámbitos. Fue el caso de Félix Martialay, crítico del diario El Alcázar y director de la revista Film Ideal, además de militar. Y fundamentalmente, del almirante Carrero Blanco, vicepresidente del Gobierno. La autorización se anuló “por la Superioridad”, y una nueva comisión censora prohibió su exportación al extranjero. Se la calificó como “película en contra del Régimen, de pésima intención, seguramente impregnada de bilis de algún rojo derrotado y sin respeto alguno para la religión ni para los valores morales, lo que ha de indignar a todo buen español”. Después de diversos intentos de incautación del negativo y un larguísimo proceso judicial sobre los derechos de la película, por fin pudo estrenarse. Se convirtió en un éxito de público y en un documento imprescindible para entender la historia de España.