Isasi-Isasmendi se pasea por Las Vegas
JAVIER OCAÑA
Antes de Amenábar y De la Iglesia, antes del renacimiento del cine español de género, antes de todas las celdas 211, ya hubo un director que hacía cine a la americana. Y a lo grande. Era Antonio Isasi-Isasmendi y, en pleno punto de ebullición del cine de espionaje, se aventuró con producciones rodadas en inglés, financiadas con capital español y honrosas ambiciones comerciales en el extranjero. Estambul 65, una especie de James Bond de toque sexy, esporádico humor, acción a raudales e intriga millonaria, fue su primer exitazo. Corría el año (precisamente) 1965.
Tres años después la volvió a armar con Las Vegas 500 millones. Estaba protagonizada por Lee J. Cobb (La ley del silencio, El exorcista), secundario de lujo de Hollywood; Jack Palance (Pánico en las calles, Raíces profundas), uno de los mejores villanos de la historia; y una entonces en la cumbre Elke Sommer, rubia de origen alemán que enamoró a Paul Newman en El premio. Como productores tenía a dos históricos del celuloide patrio: Benito Perojo y Cesáreo González. El ataque a un furgón blindado era la excusa para desarrollar una intriga de acción ambientada en (nada menos que) San Francisco y Las Vegas. Las típicas calles empinadas de la ciudad del vértigo y los neones de los casinos, además de sus protagonistas y su notable factura, dieron a la película un incuestionable aroma americano. 2.700.000 espectadores pasaron por la taquilla española. Por supuesto, también se estrenó en medio mundo, incluido Estados Unidos.