En Nueva York me sentí como en casa, en un sitio que conocía de antes gracias a las películas y las series. Estuve la mar de a gusto. Me acordaba de Spiderman cuando miraba hacia arriba, imaginaba cómo trepaba por los edificios [Risas]. En semejante escenario yo rodaría lo que fuera. Ahora me planteo el objetivo de pasar un mes al año en el extranjero. Ya me quedé prendada de San Francisco cuando fui a un festival gracias a Vivir es fácil con los ojos cerrados. Me fascinaron su paisaje y su ambiente. Como actriz me atrae Hollywood. Como melómana me recomiendan Nueva Orleans. Y como viajera me encantaría completar la Ruta 66.
Así se lo ha contado a Héctor Martín Rodrigo
La de Natalia de Molina (Linares, Jaén, 1989) es una carrera meteórica. Su irrupción en ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ (David Trueba) le valió el Goya a la mejor actriz revelación en 2014, ha salido del último Festival de Málaga con una Biznaga de Plata gracias a la dramática ‘Techo y comida’ (del debutante Juan Miguel del Castillo), demuestra habilidad para la comedia en ‘Cómo sobrevivir a una despedida’ (Manuela Moreno) y ahora estrena la esperadísima ‘Solo química’. A las órdenes de Alfonso Albacete comparte plantel con Ana Fernández, Rodrigo Guirao, Rossy de Palma, Alejo Sauras, Neus Asensi o José Coronado. Su andadura televisiva también ha comenzado con fuerza: recientemente la hemos visto en ‘Bajo sospecha’, la serie de intriga policial emitida por Antena 3