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04-04-2022

                 

                 

#ElFaroEnAISGE

 Una visión íntima y por escrito de las mejores entrevistas de Mara Torres en las madrugadas de la Cadena SER  

 

     

Rubén Ochandiano, oro para nuestros oídos

 

 

 

Adora el mar, odia el calor. A los 17 le sorprendió la popularidad gracias a la serie 'Al salir de clase'. Con ese rol ganador  dejaba atrás las hostias que le dieron en el colegio. Pero aquel rey del mambo amaba de verdad su oficio, y todavía persevera en él sin tregua. Porque incluso la quietud estival le agobia. Ni los romances transoceánicos le han apartado de su camino  

 

 

     


MARINA GARCÍA DIÉGUEZ (@marinagdieguez)

@ElFaroSER @maratorres_

Un tío especial”, escribe alguien en las redes sociales tras escuchar la entrevista de Mara Torres a Rubén Ochandiano. Tres palabras simples y precisas que describen de forma acertada este cuento. Aquella madrugada los oyentes se sorprendieron ante alguien que componía con sus frases una historia que podría ser la de cualquiera de nosotros. Hablaba con sensibilidad conmovedora, arrolladora. Su relato funcionaba casi como una hipnosis. Comentario tras comentario, la audiencia anuncia siempre la misma valoración: dulzura, calor, cercanía. “Conversación de quilates”, añade otra persona. La carta de presentación de Rubén Ochandiano es esta, sus palabras son oro para los oídos. 

 

   Se adentra en el programa bajo el seudónimo 'Nina', el personaje de La gaviota (de Chejov), su obra teatral favorita. Sudadera roja, un anillo en la mano, el movimiento constante de sus brazos acompaña el relato. Como siempre a esta hora, en el estudio de la Cadena SER se comienza hablando del mar. “Este año me he escapado yo solo un mes al mar. He descubierto el efecto que tiene en mi estado de ánimo y en mi mirada hacia el día a día. Me oxigena y me pone a imaginar”, añade. 


   Bien distinto es su complicado vínculo con la estación del año más popular en el imaginario universal. Este Gatopardo odia el calor. “Me hace mal, me baja la tensión, me pongo de mal humor. El verano normalmente viene acompañado de esa sensación de pausa que me da ansiedad”, sentencia. El verano no es un lugar al que regresaría, sino un momento que quiere dejar atrás. Siempre. Cada año empieza para él en septiembre, con esperanza y expectativas renovadas. “Ese olor a café recién hecho me da ganas de todo”, confiesa. La calma y la quietud de la época estival le parecen muy alejadas del “típico anuncio de Coca Cola light donde todo es perfecto y llega el amor”. La expectación del verano le agobia, se siente alejado de ese lugar común. "Hace muchos años que tiré la toalla con el verano. No me hace feliz", resume. Aunque la derrota no es completa: “Estoy abierto a que la vida me haga cambiar de opinión”.    



   En este relato hay una parada importante. La pregunta es particular, de esas que caen solo en El Faro: ¿Qué cumpleaños recuerdas especialmente de entre todos los que has celebrado a lo largo de tu vida? “Los 27”, asegura enseguida Ochandiano. Aquel 3 de octubre fue el más especial de su vida. “Nos emborrachamos mucho y cantamos mucho. Estaban todos mis amigos, la gente que quería, mucha gente con la que había trabajado, mis padres…”, enumera. A la semana de aquella fecha única para él se enamoró de un chico y se mudó a Buenos Aires con él. “Además, dos meses después me llamaron para hacer una prueba con Almodóvar. Me escogió y rodamos Los abrazos rotos. Luego vino Iñárritu con Biutiful

 

   Muchos de los oyentes le reconocerán por su papel de Marcos en Al salir de clase. La fama desorbitada le zarandeó con solo 17 años. "Aprendí que cuando alguien se vuelve muy famoso hay que darle un margen de un año para que se convierta en imbécil. Mucho dinero, mucha popularidad. Lo llevamos todos como pudimos, supongo que todos mal, pues convertirte en alguien conocido te descoloca mucho", explica. En aquella época se dedicaba a la televisión, pero soñaba con el teatro, con las obras que hacía su tía Amelia, quien puso la vocación interpretativa en su mente despierta. 

 

   Esta noche se mira con perspectiva el pasado. Ochandiano odió la escuela por lo que sufría y fue mejorando cuando en la adolescencia ya pudo crearse un personaje a medida. La salud mental y los años de terapia, que define como una muleta que lleva acompañándole toda la vida, le han hecho superarse a sí mismo y le han ayudado a vivir mejor. “Entre la terapeuta y mi madre”, expresa. "En el colegio me dieron hostias como panes, fue un infierno. Me gustaría concienciar para la prevención del suicidio por bullying", prosigue. Como sucede en otras conversaciones de Gatopardo con Mara Torres, el actor reconoce su oficio como la salvación de su vida. "En vez de ser el raro hostiable", cuenta, "había gente como yo. En la interpretación podía hacerme fuerte, me hice el rey del mambo, enseguida me llamaron para trabajar".



   El tema de aquella madrugada en El Faro sirvió para traer a colación el amor. Siempre vuelve ese sentimiento que tanto hemos intentado describir. El entrevistado menciona a sus padres y admira mucho su esfuerzo para "seguir reinventando la fórmula de lo suyo, aunque las hayan tenido de todos los colores". Mara le pregunta si es muy enamoradizo. "Lo era. Ya no tanto. Estoy divorciado. No me casé muy enamorado pese a marcharme y cambiar de vida con aquel argentino. Era una admiración muy grande, pero no era un gran amor. Me gustaría vivirlo", admite.

 

   Con una carrera envidiable en el cine, de grandes títulos y grandes directores, cuida con esmero su faceta de dramaturgo. "Soy afortunado porque siempre he trabajado con gente que me ha dejado crear", celebra. En 2021 estrenó una de sus últimas películas Hombre muerto no sabe vivir y llevó a los Teatros del Canal la obra de creación propia El alivio o la crueldad de los muertos. Este año ha presentado en el Festival de Málaga el largometraje Sin ti no puedo, donde comparte elenco con Alfonso Bassave o Elena Irureta. La mente incansable de Ochandiano está volcada en la interpretación. Ese ha sido su único camino. No se plantea otra cosa.


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