María Galiana
“No esperaba que me diera tanto pasmo entrar en mi última década”
Debutó en el cine a los 50. Ahora, recién octogenaria, sigue incombustible: en el teatro con Echanove y desde 2001 con ‘Cuéntame’. “¡Estoy de la abuelita hasta el moño!”
EDUARDO VALLEJO
Reportaje gráfico: Enrique Cidoncha
María Galiana (Sevilla, mayo de 1935) acude a la cita acarreando unas bolsas. Viene “de hacer unos mandados”, nos explica. Y para ello tiene que aprovechar cualquier momento libre porque, literalmente, no para. A la edad de sus admiradas Nuria Espert y Judi Dench, ella no quiere ser menos: su energía y determinación son sorprendentes. Igual que su trayectoria. Se jubiló de la carrera docente casi a la vez que le concedían un Goya por Solas en 2000. La primera pregunta es obligada.
– Debutó en el cine con ‘Made in Japan’ (1985). ¿Cómo se las apañaba para rodar y dar clase?
– Tuve la suerte de que el director de mi instituto era amante del cine y me facilitaba permisos sin sueldo. Siempre eran cortos, como mis papeles. Para Solas pedí 45 días, y eso fue una exageración.
– Si pasó toda su vida en la docencia, ¿de dónde viene la interpretación?
– Siempre supe que era buena actriz. En el colegio, con 14 años, haciendo el papel de la esclava Sira y muriéndome en escena, observé cómo en la primera fila la señora Pepa, la portera, lloraba a lágrima viva. Ya entonces comprendí que tenía madera. Durante la carrera, que acabé en 1959, estuve en el TEU. En Partage de midi, de Paul Claudel, hice mi gran papelón. Pero no me interesaba ser actriz.
– ¿Por qué?
– No he sido una actriz frustrada. Sencillamente no me gustaba la vida de actor. Soy religiosa, y la vanidad del triunfo y el aplauso es algo que nunca me he creído. Es pan para hoy y hambre para mañana.