− ¿En qué momento de qué rodaje pensó: “¡Madre mía, en qué lío me he metido!”?
− ¡En todos! [Risas]
− ¿Le gusta volver a ver los títulos en los que ha participado?
− Siempre que hago un trabajo quiero saber cómo ha quedado el montaje, la fotografía, el sonido… Pero fijarme solo en mí misma no me gusta, resulta aburrido. ¡Ya me tengo muy vista!
− ¿Cuál considera que es el principal problema del cine español y qué solución se le ocurre para paliarlo?
− No suelo hablar de cosas que no conozco completamente. Pero mi humilde opinión es que en el mundo de las artes, como en todos los trabajos, surge una necesidad de pedir más a medida que pasa el tiempo. En España tenemos que dejar de pedir tanto y empezar a arriesgar un poquito con nuestro bolsillo, pero con nuestro bolsillo de verdad.
− ¿A quién le devolvería antes la llamada, a Tarantino o a Burton?
− Soy muy organizada, así que se la devolvería al primero que me hubiera llamado. Y si no sé la hora exacta, contactaría primero con Quentin Tarantino y luego con Tim Burton, por orden alfabético. Sería lo justo, ¿no?
− ¿Cuál fue el primer actor o actriz que le conmovió?
− Bette Davis en Amarga victoria.
− ¿Qué frase cinematográfica le gusta aplicar como leit motiv personal?
− “Claro, porque si no, habría muchos”. Pertenece a La vida de Brian.
− ¿Qué largometraje ha visto tantas veces que se sabe los diálogos completos de alguna escena?
− El jovencito Frankenstein.
− ¿Cuál fue la última película que no fue capaz de ver hasta el final?
− Lo siento, pero… Star Wars.