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30-03-2016


Los estrenos del 1 de abril



‘Kiki, el amor se hace’



SEXO, PASIÓN Y RISAS
 
 

 
 
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
Hay personajes que no consiguen conectar con el público, y otros a los que les resulta lo más natural del mundo el estar con la gente, con los fans, porque son como ellos. Ese es el caso de Paco León, actor, director, showman, un creador nato que después de su celebrado díptico Camina o revienta y Carmina y amén, vuelve a dar en la diana con Kiki, el amor se hace, una comedia provocadora.
 
   Inspirándose en el filme australiano The Little Death (2014), León ha reunido a una excepcional pléyade de intérpretes que dan lo mejor de sí para hablarnos del sexo, del deseo, de los prejuicios y siempre del amor. “Creo firmemente que el sexo sigue siendo la mejor manera de hacer el amor”, declara el cineasta sevillano, repasando en la cinta diversas parafilias que aumentan el clímax de los amantes.
 
 
 

Paco León y Ana Katz

Paco León y Ana Katz

 
 
Cinco historias turbadoras           
En primer lugar, encontramos a Paco (León) y Ana (Ana Katz), una pareja “feliz” necesitada de un planteamiento más arriesgado. El remedio a su aburrimiento lo hallan en el rol de Belén Cuesta, una mujer sin asignaturas pendientes en el sexo.  “Nació ya sin pudor, y eso hace que lo dé todo a los demás, sufriendo a veces mucho con esa entrega”, explica Cuesta, que tiene en cartel El pregón, de Dani de la Orden.
 
   Para el personaje de Candela Peña, la relación sexual con su marido, Antonio (Luis Callejo), es tan habitual como insatisfactoria. “Son una pareja de feriantes que se quieren mucho. Lo malo es que ella solo se excita cuando él está triste y llora”, apunta la actriz catalana sobre la dacrifilia que desencadena esta historia.
 
   La experimentada comediante Alexandra Jiménez es Sandra, una mujer con elifilia (obsesión erótica por algunos tejidos). Después de varias citas amorosas decepcionantes, conoce a Rubén (David Mora), un muchacho sordo que no está nada acomplejado por su minusvalía. “Mi papel es el de una chica muy frágil buscando desesperadamente que alguien la comprenda”, describe la intérprete protagonista, junto a Paco León, de Embarazados¸ de Juana Macías.
 
   La cuarta pareja está formada por los personajes de Natalia de Molina y Álex García, enamorados hasta las cachas pero con un hándicap incuestionable: la harpaxofilia (llegar al éxtasis siendo víctima de un robo) de ella. “Comedias como la de Paco son grandísimas tragedias llevadas al extremo”, define De Molina, flamante ganadora del Goya a la mejor actriz por Techo y comida, de Juan Miguel del Castillo.
 
   Por último, tenemos al cirujano plástico José Luis (Luis Bermejo) que no está dispuesto a renunciar a su pasión por su esposa Paloma (Mari Paz Sayago), recluida en una silla de ruedas tras un accidente y sin humor para darle gusto al cuerpo. “La versión más amable de ella es cuando está dormida”, resume León que ilustra en esta historia la somnofilia (sexo con durmientes).
 
 

Natalia de Molina y Alex García

Natalia de Molina y Alex García

 
 
Un devoto Paco León
“Esta tercera película supone para mí el reto de asumir un encargo, donde no soy productor ni parte de una idea mía, pero en el que se me ha dado la libertad y la confianza de hacerlo a mi manera”, cuenta el realizador, inolvidable intérprete de Luisma, personaje central de la serie Aída. “Yo dirijo desde la interpretación porque es lo único que sé. Me interesa captar la verdad, la espontaneidad que debe incluir cada secuencia, y para eso trabajo con actores y actrices a los que admiro”, afirma León.
 
   La devoción que siente el elenco por su director es inmensa. “Paco cuenta la milonga de que tienes libertad total para interpretar y luego, hechizados por sus astucias, haces exactamente lo que él quiere. Esa es la prueba de que es un grande”, dice Candela Peña. No se queda atrás Natalia de Molina en sus epítetos. “Es un genio total. Un pozo sin fondo de talento que va a seguir sorprendiendo con su cine”.
 
   Kiki, el amor se hace equilibra perfectamente la ternura y la perversión uniendo ambas pulsiones, proclamando que es inútil ocultar nuestro lado pecaminoso o el menos recomendable. Somos igualmente válidos en el trabajo diario y en la cama de cada noche con nuestra pareja sea de la orientación que sea. León no se anda con tapujos y su legión de seguidores se lo agradecerá comprando apasionadamente entradas.
 

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