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09-12-2015


Los estrenos del 11 de diciembre



‘La novia’



LA TIERRA Y EL DESEO
 

 
 
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
Un paisaje pedregoso, duro, malsano, se ilumina en la pantalla y un runrún de tragedia nos recorre el cuerpo mientras la cineasta Paula Ortiz nos introduce en este festín de pasiones desbordadas que es La novia. Se basa en la inmortal obra de Federico García Lorca Bodas de sangre y nos llena la boca de arena y muerte, de erotismo y deseo hasta que se apagan los fuegos de la vida.
 
   La belleza racial de Inma Cuesta nos asalta en pantalla y causa la rivalidad de dos hombres (Asier Etxeandia y Álex García) que olvidan todo, su nombre, su hacienda, sus responsabilidades, el futuro, con tal de poseer a la hembra que les llegó a la entraña y les envenena la sangre. Junto a ellos, un temeroso coro de figuras que creen en el destino y por eso se agazapan en sus casas y rezan para que la parca no les visite.
 
 

Inma Cuesta y Asier Etxeandia

Inma Cuesta y Asier Etxeandia

 
 
   Uno puede pensar que Cuesta ha alcanzado el olimpo de las intérpretes más cotizadas de nuestro país sin aparente esfuerzo. Lo cierto es que cualquier director quiere trabajar con ella. Javier Ruiz Caldera la llama para 3 bodas de más; Álvaro Fernández Armero la recluta para Las ovejas no pierden el tren, y Peris Romano se fía de sus dotes para la dramedia en Los miércoles no existen, donde canta con gran estilo (no está lejos el día que grabe su primer disco), lo que igualmente ha hecho en distintos momentos de La novia. “Me he entregado totalmente en este papel que me ha regalado Paula”, afirma la actriz andaluza y valenciana. “Conozco bien la obra de Lorca y ha sido un placer enorme, aunque con mucho esfuerzo, ser esta mujer que desencadena la tragedia”.
 
   El bilbaíno Asier Etxeandia no se puede quejar. Si en Ma Ma (la película de Julio Medem) tenía de partenaire a Penélope Cruz, en la cinta de Ortiz le toca beber los vientos de Cuesta. “Soy el novio que ve cómo la mujer que ama elige, ha elegido siempre, a otro hombre. Es un personaje muy rico. Los celos, la locura que provoca el despecho, son un material de ensueño para un actor”, cuenta Etxeandia, el Raúl de la Riva de la serie Velvet.
 
   Después de haber sido un sex symbol de adolescentes en las series Sin tetas no hay paraíso y Tierra de lobos, Álex García va a seguir alimentando esa fama castigadora por sus tórridas escenas con Cuesta en La novia. “Todo es bello y profundo en esta película. Es como un fogonazo de luz que te traspasa y lo único que puedes hacer es dejarte llevar por la pasión y el frenesí”, describe García, un imponente Don Juan en el reciente montaje de El burlador de Sevilla.
 
   Acompañan perfectamente a este trío de gigantes Ana Fernández, una actriz con un temperamento dramático que sigue anonadándonos (su personaje en Solas, de Benito Zambrano, nos caló muy hondo); Leticia Dolera (intérprete y directora de la graciosa Requisitos para ser una persona normal), que como Fernández es un testigo inocente del odio que teñirá de rojo la cinta; y, entre otros nombres prestigiosos, Luisa Gavasa (De tu ventana a la mía, el anterior filme de Paula Ortiz), que logra sobrecogernos con su mirada llena de presagios negros hacia la nuera (Cuesta), como si esperase que en cualquier momento relucieran las navajas y confirmara un dolor antiguo que ya es todo su ser.
 
 

Alex García y Cuesta

Alex García y Cuesta

 
 
Dedicada a Carlos Álvarez-Nóvoa
Incorporando al padre de Inma Cuesta en La novia, el admirado Carlos Álvarez-Nóvoa (Goya al mejor actor revelación por Solas) nos ha brindado su último trabajo, pues falleció inesperadamente el pasado septiembre. “Era un hombre entrañable. Le conocía desde hace mucho tiempo, era amigo de mi padre y siempre me apoyó en mi carrera”, explica con tristeza Paula Ortiz, que ha dedicado el filme a su memoria.
 
   Ortiz logró reconocimiento (premio Pilar Miró en la Seminci de Valladolid) con la mencionada De tu ventana a la mía (2011), protagonizada por Maribel Verdú y Leticia Dolera. “Hay algo esencial en Lorca, algo de semilla de lo que somos e imaginamos, algo de lo vital., de aquello que nos hace respirar y que a mi me atrapa. Me apasiona su forma de expresarlo entre el juego de un niño y el abismo profundo del miedo humano”, comenta la realizadora de Zaragoza.
 
   Las imágenes volcánicas de La novia se quedan grabadas en la retina y nos emocionan con la magia de las tragedias de Shakespeare y, por supuesto, de García Lorca con sus Bodas de sangre, que se reinventa en la poética de Paula Ortiz. Un espectáculo grandioso y austero al mismo tiempo que confirma el genio de la cineasta y refuerza el aprecio que sentimos por una diva de piel morena llamada Inma Cuesta.
 
 

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