Sentimiento autobiográfico
“El guion de la película lo escribí hace ya mucho tiempo. He tenido la oportunidad de ir madurándolo, de alejarme un tanto del sentimiento autobiográfico que latía (y todavía late) cuando el proyecto ya es una realidad”, explica Zoe Berriatúa, que ha realizado los cortos Quédate conmigo (2010) o El último plano (2013), entre otros. “Es una película dulce y cruel, arriesgada por su tema y por su tono. Habla del momento más complicado en la vida de todas las personas, la adolescencia”, resume Zoe, hijo del también cineasta e historiador Luciano Berriatúa.
El gran director Álex de la Iglesia creyó en esta historia de tres chavales que se adentran en el lado peligroso de las cosas. “Hoy más que nunca, donde todo se disfraza y nadie dice lo que siente, necesitamos una película como esta. Algunos dirán que se trata de una de adolescentes en un instituto. A mí me parece un largometraje sobre la imposibilidad de amar en un mundo de locos, un concierto de ruido que nos abruma con sus aullidos”, opina el cineasta vasco, a punto de estrenar su nueva cinta, Mi gran noche.
Desde el primer fotograma de Los héroes del mal, Berriatúa va embarcando al espectador en un ambiente convulso en el que se amalgaman la candidez de muchachos que suplen con descaro su inexperiencia en la vida y las tortuosas complicaciones sentimentales del acceso a la edad adulta. Sus reacciones son excesivas y apasionadas, pero eso es lo interesante –y lo fascinante– de esa etapa de la existencia que tan bien describe Berriatúa en la que todos los sueños se rompen o se van tiñendo del gris de la luz del día y la penumbra de la noche.