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11-01-2017


Los estrenos del 13 de enero



‘Proyecto Lázaro’



SOÑANDO CON LA INMORTALIDAD
 
 

 
 
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
El cineasta grancanario Mateo Gil ha imaginado un futuro tecnificado en grado sumo en Proyecto Lázaro, drama de considerable impacto visual que se presentó en el último Festival de Sitges. Con un presupuesto de casi siete millones de euros, el filme se rodó en distintas localizaciones de Tenerife y Barcelona y ha tenido un largo proceso de posproducción, creando efectos digitales que sorprenden e impresionan.
 
   Año 2024. Diagnosticado con una enfermedad incurable, un joven (Tom Hughes), decide congelar su cuerpo, pese a que su gran amor, Naomi (Oona Chaplin), le pide que no lo haga. 60 años después, se convierte, gracias al avance de la ciencia, en el primer resucitado de la Historia, pero ese futuro, en el que es como un alienígena, no le ofrece muchas expectativas.
 
 

Oona Chaplin, durante el rodaje

Oona Chaplin, durante el rodaje

 
 
   Nos congratula que en Proyecto Lázaro la madrileña Oona Chaplin haya asumido uno de los papeles principales de la cinta. Hija de Geraldine Chaplin y nieta de uno de los mayores genios del cine, Charles Chaplin, ha simultaneado una notable carrera internacional en la serie Juego de tronos y en el filme No llores, vuela, de Claudia Llosa; con intervenciones importantes en películas españolas como ¿Para qué sirve un oso?, de Tom Fernández; y Purgatorio, de Pau Teixidor. “En el futuro que cuenta la película, el amor no es algo tan esencial como lo es en la actualidad”, señala Chaplin, fascinada por la simbiosis de pasado y futuro que ha conseguido el director. “Mateo ha realizado una película milagrosa, y más teniendo en cuenta que en España no existen los medios que puede haber en Hollywood para una obra como esta”, afirma la intérprete, que estrenará este año As We Like It, de Carlos Marques-Marcet, en la que también participa su madre, Geraldine.
 
   En un reparto de estrellas internacionales (Tom Hughes, Charlotte Le Bon, Barry Ward), destacan igualmente otros intérpretes de nuestro cine. El hispanoestadounidense Julio Perillán (científico en 2084) ha participado recientemente en Anomalous, al lado de Lluis Homar; y en 2013 en Mindscape, de Jorge Dorado. Otro personaje importante lo encarna Bruno Sevilla (amigo de la pareja protagonista), al que recordamos en Sweet Home, de Rafa Martínez, donde compartía cartel con Ingrid García-Jonsson.
 
 
 

Chaplin y Tom Hugues

Chaplin y Tom Hugues

 
 
Experiencia catártica
“La primera idea de Proyecto Lázaro me vino cuando escribía con Alejandro Amenábar Abre los ojos, película en la que aparecía el concepto de criogenización. Recuerdo que no podía dejar de preguntarme qué interés tendría la gente del futuro en resucitar a personas de hoy en día, así como qué encaje tendrían esas personas en un tiempo completamente ajeno al suyo”, reflexiona Mateo Gil, director de los filmes Nadie conoce a nadie y Blackthorn.
 
   En una película de la envergadura de Proyecto Lázaro, Mateo Gil quiere agradecer la entrega absoluta de todos los intérpretes. “Necesitaba en especial que los personajes principales, los de Tom Hughes y Oona Chaplin, fueran arrebatadores, creíbles, que su amor traspasara la pantalla, y desde luego la química ha funcionado entre ellos”, afirma Gil, también coguionista de Amenábar en Tesis, Mar adentro y Ágora.
 
   “Proyecto Lázaro aspira a proporcionar una experiencia catártica, de la que el espectador salga reforzado, sintiéndose afortunadamente vivo y agradecido por los dones que la vida nos ofrece. En concreto, el amor. Y es que, aunque parezca una peli de ciencia ficción, lo más significativo de la historia es la trama romántica. Un amor que recorre todo el pasado del protagonista y vuelve con fuerza en el presente, para convertirse en el principal vehículo para las reflexiones, para la propia trama y para su resolución final”, explica el realizador, que ya ha rodado una nueva cinta, Las leyes de la termodinámica.
 
   Proyecto Lázaro es sin duda un festín de imágenes y de posibilidades narrativas, especulando sobre un tema tan profundamente humano como es la aspiración a la inmortalidad, o al menos que la tecnología pueda detener el envejecimiento, cure enfermedades y nos proporcione, en definitiva, una vida mejor. Sea como sea, Gil nos hechiza con una cinta desbordante de sensaciones que dan fe de la poderosa e inquieta personalidad de este director.
 

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