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11-11-2015


Los estrenos del 13 de noviembre



‘Un otoño sin Berlín’



NÁUFRAGOS DE TIERRA ADENTRO
 
 

 
 
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
Actores jóvenes y ya consagrados, Irene Escolar y Tamar Novas, encabezan el reparto de Un otoño sin Berlín, el debut de la cineasta vasca Lara Izagirre. Una melancólica propuesta que se va pegando a nuestra piel mientras vemos las tiernas secuencias de esta cinta especial para náufragos de tierra adentro.
 
   Escolar es June, una chica que vuelve a su pueblo en el País Vasco procedente de Berlín para reencontrarse con Diego (Novas), el cual hace tiempo que no sale de su casa. Poco a poco, la joven logra que su novio se sienta más seguro y recupere las ganas de vivir. Entre tanto, ella se integra en el ambiente de familia y amigos aunque ya no lo siente como suyo.
 
 

Tamar Novas e Irene Escolar

Tamar Novas e Irene Escolar

 
 
   Sobrina nieta de la gran actriz Irene Gutiérrez Caba, Irene Escolar está construyendo su carrera pisando fuerte cada peldaño sin recrearse en sus antecedentes artísticos. “Hay muy pocos personajes femeninos con una dimensión como la de June; no solo porque salga en cada plano de principio a fin del metraje, sino porque regresa a su localidad de origen llena de luz, de vida, dispuesta a trastornar la de los demás”, dice la intérprete madrileña, a la que vimos recientemente en un registro muy diferente en la comedia Las ovejas no pierden el tren, de Álvaro Fernández Armero. No tuvo dudas la directora Lara Izagirre al confiar el protagonismo del filme a Escolar, que le ha valido una mención especial del jurado de Óperas Primas en el festival de San Sebastián. “Desde que decidí que Irene fuera la protagonista, ella se implicó de manera absoluta en la película. Me ayudó en aspectos del guion y también contribuyó a elegir a los secundarios en el casting”, reconoce Izagirre.
 
   Haremos bien si seguimos de cerca los excelentes trabajos que está realizando el gallego Tamar Novas, que ha destacado en la película en cartel La playa de los ahogados, de Gerardo Herrero. “Hay algo de mí en Diego”, comenta el ganador del Goya al mejor actor revelación por Mar adentro, de Alejandro Amenábar. “Es una decisión consciente el querer aislarse del mundo. Simplemente, no desea compartirse con otras personas, salvo con June”.
 
   Tanto si es un personaje principal (el de Negociador, de Borja Cobeaga, hace escasos meses) o, como este, un papel de apoyo (padre de Irene Escolar), Ramón Barea también constituye siempre una apuesta segura. “La historia tiene mucho que ver con la necesidad humana de entender al otro, de ponernos a la altura de su mirada y comprenderle, para decidir después si estimarle u odiarle desde ese conocimiento”, remarca el intérprete bilbaíno. En cuanto a Naiara Carmona (amiga de la protagonista), solo hay que decir que es una presencia con ángel, que la cámara la quiere, y eso ya es mucho para una novel como ella en la pantalla grande. “Lara es muy abierta, te deja opinar, tiene claro lo que persigue y toma decisiones con firmeza, pero te deja espacio para actuar con tranquilidad”, opina Carmona, que ha intervenido en montajes teatrales como los de El público, de Federico García Lorca, producción de la RESAD. “La película posee algo sencillo y delicado. Va emocionando lentamente”.
 
 

Escolar y Ramón Barea

Escolar y Ramón Barea

 
 
Desde el corazón
Influida por, entre otros, el cine de Sofia Coppola, Lara Izagirre demuestra que sabe describir la soledad, el desánimo y los infiernos privados. “Pese a que se habla mucho de la ausencia, creo que el tema principal de la película es la aceptación”, define la realizadora nacida en Amorebieta (Vizcaya), donde se ha rodado la cinta. “Cuando escribí la historia me esforzaba mucho para que las personas que había a mi alrededor fueran más felices, intentaba cambiarlas. Prefería que todos estuvieran contentos a mi alrededor para que me fuera más fácil estarlo yo también. Más tarde, aprendí que la búsqueda de felicidad no tiene nada que ver con el cambio. La felicidad significa en gran medida aceptación, aceptarnos a nosotros mismos y a la gente de nuestro alrededor tal y como somos”.
 
   Un otoño sin Berlín examina las heridas que provoca el amor. El amor presente, el que se ha ido, la esperanza de un amor en el futuro. Tratamos de seguir adelante con un vacío que sentimos en nuestra cama y en ese asiento libre al lado de Irene Escolar en un autocar que le lleva de vuelta a Berlín, o a ninguna parte. Izagirre sostiene con convicción que hay pocas expectativas de lo que sea sin amor. Estamos de acuerdo con ella.
 

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