Infunde miedo y compasión Alain Hernández en su incorporación de un hombre que siempre ha pensado que estaba en el lado correcto de la realidad ejerciendo un trabajo en el que a menudo debe utilizar la violencia. “Cuando representamos la obra, había a veces, entre el público, policías que después de la función se acercaban a felicitarnos. Se sentían identificados con mi personaje y nos explicaban las depresiones que sufren compañeros suyos”, relata Hernández, con un papel importante en el éxito Palmeras en la nieve.
El rol de Miki Esparbé es el de un ser incapaz de matar una mosca que sabe muy bien cómo está organizado el mundo y quién controla los países y a los políticos. Sin embargo, lo que le gustaría decir en voz alta es que cada vez cree en menos cosas, principalmente en él mismo. “No hay ninguna intención panfletaria en la película. De lo que se trata es de que el espectador juzgue lo que está bien y lo que está mal de cada personaje”, comenta Esparbé, que estrenará próximamente la comedia Cuerpo de élite, de Joaquín Mazón.
Igual de cuidados están los papeles femeninos de El rey tuerto. La barcelonesa Betsy Túrnez encarna a una mujer obsesionada con los cursos de iniciación (cocina, danza del vientre…). “Alain y yo hicimos un ensayo improvisado en un centro comercial y nos comportamos como Lidia y David para saber qué reacción provocábamos y definir mejor la construcción de nuestros personajes”, señala Túrnez, que intervino en Ocho apellidos catalanes. No menos dinámico es el cometido de Ruth Llopis, dispuesta en todo momento a reivindicar sus derechos y a apuntarse a cualquier causa con marchamo progre. “La película contiene momentos muy duros y críticos con la conducta de las personas, capaces de cambiar de criterio y de forma de pensar en un momento, pero sobre todo está impregnada de un sentido del humor muy negro”, dice Llopis, a la que vimos en Barcelona, noche de invierno, de Dani de la Orden.