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20-04-2016


Los estrenos del 22 de abril



‘Toro’



LAS AGUAS TURBIAS DE LA VIOLENCIA
 
 

 
 
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
Después de su triunfal debut con Eva, el catalán Kike Maíllo nos ofrece un filme radicalmente distinto con este Toro (gala de inauguración del Festival de Málaga, 2016) que se adentra en las aguas tenebrosas y fascinantes del thriller. Actores que dan la talla e hipnotizan la pantalla con su talento guían un relato que nos mantiene en la butaca sin atrevernos a pestañear ni un solo momento.
 
   Toro (Mario Casas) es un joven que ha ido escalando peldaños en el crimen organizado de la Costa del Sol bajo la dirección de Romano (José Sacristán). Cansado de su vida delictiva, ha decidido pasar página después de un último trabajo para el capo. Le acompañan en esa noche final sus hermanos: el alocado López (Luis Tosar) y el más responsable Antonio. Nunca podrán olvidar lo que va a suceder en las siguientes horas.
 
 

Mario Casas y Luis Tosar

Mario Casas y Luis Tosar

 
 
   Ya acostumbrado a ser el foco de atracción, Mario Casas protagoniza con enorme solvencia y atractivo esta película en la que tiene que demostrar que puede ser muy duro pero también un hombre de ternura desarmante. “Viene de una familia desestructurada y ha tenido que hacerse a sí mismo. Poco a poco, se da cuenta del camino que quiere seguir. Otra cosa es que le dejen hacerlo”, afirma el intérprete coruñés, que acaba de rodar El bar, de Álex de la Iglesia.
 
   Cualquier papel es excelente, válido, perfecto para Luis Tosar. Si hace poco le vimos asaltando un banco y poniendo en jaque a los corruptos de Cien años de perdón, de Daniel Calparsoro, ahora es un ser siempre dispuesto a la juerga y a traicionar a cualquiera, empezando por él mismo. “Pese a que se trata de un cantamañanas, hay algo en él que atrapa, y por eso tiene mucho éxito con las mujeres. Sabe también que puede contar con la ayuda de Toro para sacarle de apuros”, aduce el protagonista de El desconocido, de Dani de la Torre.
 
   Les debemos a jóvenes directores como Javier Rebollo y Carlos Vermut el que José Sacristán haya recuperado ese primer plano de la actualidad del que parecía ausente hace unos años. A los éxitos de El muerto y ser feliz y Magical Girl hay que añadir portentosas actuaciones teatrales como la de Muñeca de porcelana, original de David Mamet. “Es la primera vez que hago un personaje con tan malas intenciones como el de Romano. Quizá pueda tener algún atenuante a un comportamiento siempre malvado, y es el afecto que siente en el fondo por Toro”, comenta Sacristán.
 
   Los personajes femeninos son igualmente trascendentes en Toro. Ingrid García Jonsson (Hermosa juventud, de Jaime Rosales) es la novia de Toro/Mario Casas; la onubense Luichi Macías (en la serie Mar de plástico) encarna a Tita; y la niña Claudia Canal es Diana, hija de López. “Son todas ellas el lado luminoso de la película, la esperanza en un entorno brutal que obliga e ejercer la violencia”, resalta Maíllo, que se ha apoyado en un guion de Fernando Navarro (Anacleto, agente secreto) y Rafael Cobos (La isla mínima).
 
 

José Sacristán

José Sacristán

 
 
El Sur
“El universo de Toro es el Sur pero no exactamente el Sur, porque lo que hemos buscado es inventar un mundo”, expone Kike Maíllo, que rodó en Fuengirola, Torremolinos, costa de Almería y también en Galicia. “Se ha tratado de encontrar unas localizaciones que contengan esencias de cine negro: un poco de la Costa del Sol, Málaga, Vigo... todo aquello que podía darnos ese ambiente denso e inconcreto que requería la película”, explica el ganador del Goya a la mejor dirección novel.
 
   La participación de especialistas en persecuciones, saltos en el vacío, conducción temeraria o peleas ha sido muy importante en una cinta muy necesitada de estos ingredientes. “Mario se enfadaba muchísimo cuando no le dejábamos participar en los momentos más arriesgados. Porque es capaz de cualquier acrobacia física”, dice el cineasta.
 
   Toro es un filme que prueba nuestra resistencia a la tensión, con unos personajes bien armados que se enfrentan a la muerte. Solo sobrevive el más astuto o aquel al que la suerte le acompaña. Un viaje de redención apasionante en el que agradecemos la pericia que Maíllo ha demostrado en unas escenas de acción y de turbia violencia que confirman la mayoría del cine español para este género tan espectacular. Y, sobre todo, a la salida de la proyección, lo que nos reconforta son los rostros de Casas, Tosar y Sacristán, tres gigantes que se han ganado a pulso su estatus.
 

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