Una de las gratas y abundantes sorpresas de La isla mínima reside en sus protagonistas: Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez. La fama de los dos intérpretes se ha cimentado en su notable capacidad para los papeles cómicos o cercanos a ese género. En el filme, Arévalo y Gutiérrez acreditan, como se ha dicho en no pocas ocasiones, que los grandes cómicos llevan dentro un trágico aún más grande.
“Me ha encantado cambiar de registro y meterme en la piel de un policía. Me gustan mucho este tipo de películas”, confiesa Raúl Arévalo, al que vimos recientemente en La vida inesperada, de Jorge Torregrossa, junto a Javier Cámara. “Fue un rodaje complicado, con temperaturas muy bajas en las marismas, ya que filmamos en otoño”, recuerda el actor, habitual del cine de Daniel Sánchez Arévalo y también reconocido por cintas como Los amantes pasajeros (Pedro Almodóvar, 2013) y Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2008), donde ya reivindicó su aptitud para el drama y fue nominado al Goya al mejor actor.
A Javier Gutiérrez le hemos admirado en películas como Salir pitando (Álvaro Fernández Armero, 2007), Gente de mala calidad (Juan Cavestany, 2008) y Un franco, 14 pesetas (2006) y 2 francos, 40 pesetas (2014), ambas de Carlos Iglesias. Además, incorpora a uno de los personajes más queridos del serial Águila Roja. “Toda mi vida he estado soñando con un papel como el que interpreto”, admite Gutiérrez, que está logrando un gran éxito teatral con Los Mácbez, al lado de Carmen Machi. El policía que encarna es, a diferencia del de Arévalo, un hombre temperamental y de pasado turbio. “Va a ser difícil que vuelva a tener una oportunidad semejante”, admite. Por si acaso, el intérprete asturiano ha probado suerte de nuevo con el cine negro en la cinta que rueda actualmente, El desconocido, de Daniel de La Torre, junto a Luis Tosar, Elvira Mínguez y Goya Toledo.