Discípulo de Buñuel
“Todo mujer es mi testamento cinematográfico. Me considero, como no puede ser de otra manera, discípulo poco aventajado de Luis Buñuel. Cuando escribí Todo mujer quise que se desarrollase a partir de la historia humana de una antiheroína, Amalia, donde lo trágico, lo poético y todo cuanto de secreto y oscuro esconde el personaje vibrara en la pantalla. Una heroína de las que Buñuel plasmaba en las películas Susana, Tristana y Viridiana”, afirma Gordon, autor (además de los títulos citados) del filme Cuatro locos buscan manicomio o el documental La mirada de Ouka Leele.
Isabel Ordaz está de acuerdo con el cineasta en la referencia al mundo de Buñuel. “A pesar de que se parte de premisas realistas, hay espacio en Todo mujer para el surrealismo, para ese absurdo que frecuentaba el director aragonés. Ello nos propone interpretaciones distintas de muchas de las secuencias y diálogos”. Gordon no puede estar más contento del reencuentro con la actriz: “Isabel es un ser que casi crea a cada instante. Es una fuerza de la naturaleza que uno no tiene más remedio que seguir”.
El realizador quiere también expresar su agradecimiento a la capital segoviana. “Es única en el mundo y sirve como telón de fondo dramático a la historia. El bagaje cultural que atesora la urbe castellana alienta un marco perfecto para que la protagonista vaya desgranando algunos recuerdos y objetos del palacete donde habita y de los que no puede desprenderse”.
Todo mujer es una mirada emotiva, cálida, a alguien que sigue luchando pese a su cansancio físico para volver a sentirse viva. Isabel Ordaz nos deslumbra con su fuerza interpretativa, con su genio de actriz completa que pasa en un momento de la tragedia a la seducción, y de ahí a una vis cómica que conocemos por sus monólogos en El Club de la Comedia. Todo un espectáculo el de una artista a tumba abierta en las calles y estancias de una ciudad milenaria.