“Lo realmente bonito y maravilloso de la película es que el público, en todos los certámenes donde se ha exhibido, se emociona mucho viéndola, y eso no tiene precio”, resalta la barcelonesa Bruna Cusí, que este año tuvo un excelente papel en Incierta gloria, de Agustí Villaronga, destacando anteriormente en las series Pulseras rojas y Cites. A su pareja, David Verdaguer, le conocemos de 10.000 km¸ de Carles Marques-Marcet, actuación que le valió el premio Gaudí del cine catalán. “Esteve, mi personaje, no exterioriza sus sentimientos con respecto a su hermana fallecida. Sigue con su rutina de hacer muebles en su taller y escuchar jazz, aunque con las niñas sí es cariñoso”, describe Verdaguer, al que hemos visto recientemente en No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, de Maria Ripoll; y 100 metros, de Marcel Barrena.
Son también significativos los personajes de los abuelos de las pequeñas, incorporados por Isabel Rocatti, actriz valenciana que intervino en La distancia más larga, de Claudia Pinto, y en la serie La que se avecina; y el gerundense Fermí Reixach, intérprete destacado en Barcelona, noche de invierno, de Dani de la Orden; y Zipi y Zape y la isla Capitán, de Oskar Santos
Nos deja boquiabiertos en Verano 1993 el encanto y la naturalidad que ha conseguido extraer Carla Simón de sus jovencísimas protagonistas, bien acompañadas por los magníficos cometidos de Bruna Cusí y David Verdaguer. Son todos ellos las figuras de un hermoso y poético relato de iniciación que se equilibra a partes iguales de sensibilidad y rigor narrativo. Cine talentoso y necesario el de esta cinta que, a buen seguro, va a continuar su camino triunfal.