Los estrenos del 29 de marzo
‘El club de los buenos infieles’
EN BUSCA DE LA PASIÓN PERDIDA
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
Grandes comediantes del cine español protagonizan la ópera prima de Lluís Segura, que reflexiona sobre el amor, la infidelidad, el valor de la amistad... Basado en hechos reales, en este filme que juega con el falso documental es casi constante la improvisación de los intérpretes, con la consiguiente sorpresa del espectador.
Cuatro amigos de la infancia (Fele Martínez, Raúl Fernández de Pablo, Juanma Cifuentes, Hovik Keuchkerian) se reúnen tras mucho tiempo para retomar el contacto. Después de una noche de copas se confiesan que ya no sienten pasión por sus mujeres. Tal circunstancia les anima a formar un “club de los buenos infieles” y quedan en ciudades distintas a la suya para ligar... o intentarlo. Van de fracaso en fracaso, hasta que consultan a un gurú de la seducción (Adrián Lastra).
Un reparto original y divertido
“Lo más importante de esta película son los actores. Por eso pasamos mucho tiempo buscando y seleccionando entre los maravillosos intérpretes que existen en este país. Estuvimos más de ocho meses trabajando para el casting, pero finalmente se consiguió uno de los repartos más divertidos de la comedia española de todos los tiempos”, afirma el director Segura.
En primer lugar, nos encontramos con Fele Martínez (La mala educación, Pedro Almodóvar), que encarna a Marcos, un contable que no recuerda la llama de la pasión. El personaje de Raúl Fernández de Pablo (en la serie Con el culo al aire) es Carlos, que no está convencido de sucumbir a la infidelidad. En realidad, no está convencido de nada. Al manchego Juanma Cifuentes (Gym Tony, La que se avecina) le vemos en la piel de Juan, un informático deseoso de volver a pasarlo bien con una mujer... o con lo que sea. Por su parte, Hovik Keuchkerian (Alacrán enamorado, Santiago Zannou), aparece dando vida a un director creativo al que le encantaría ser otro, casi cualquiera.
A este grupo fundacional de El club de los buenos infieles se van uniendo otros perdedores en el amor y en la vida. Jordi Vilches (La maniobra de Heimlich, Manolo Vázquez) encarna a un afilador que sueña con tener una novia. Porque nunca ha tenido una. “La incorporación de Jordi llegó en el último momento. Su personaje no estaba en el guion, se lo inventó a medida que avanzaba el rodaje”, nos cuenta Segura. Otro potente rol es el de Adrián Lastra (Toc toc, Vicente Villanueva), alias 'The teacher', un experto en conquistar mujeres. O eso dice él...
“Como improvisábamos, los actores tuvieron que ligar de verdad en una discoteca, pues no conocían a las actrices. Para ello empleaban las reglas del Teacher. En las secuencias de fiesta no simulan que beban, sino que acaban emborrachándose a fondo. Esto se puede comprobar en la escena de la resaca, en la que no utilizamos ni un milímetro de maquillaje porque tenían una gigantesca resaca arrastrada desde el rodaje del día anterior”, explica el cineasta.
Los amigos infieles del director
“La semilla de esta película nace de la observación de algunos amigos míos que son infieles a sus parejas. Examinando su comportamiento me di cuenta de que algunos de ellos no habían perdido el amor hacia sus mujeres, sino que simplemente utilizaban la infidelidad como un acto "liberador" que les daba "ánimo" para seguir disfrutando de su matrimonio”, aduce con cierta sorna Lluís Segura. Antes rubricó los cortos Doroteah, Nena y Perro, además de ser asesor creativo de todas las cintas de J. A. Bayona.
Se inspiró Segura en la liberación que experimentaban los hombres que peleaban en El club de la lucha (David Fincher). “La suma de un club de la lucha con un club de infieles podía convertirse en una comedia excelente, llena de diversión y aventuras, pero también de reflexiones y acercamientos a un tema tan interesante como la pareja”, alega el cineasta.
Atrae la permanente combinación de ficción y falso documental en esta cinta. Nos reímos mucho con El club de los buenos infieles, pero también nos hará meditar sobre lo que hemos visto, como quiere Segura. Él nos pone ante la fragilidad de unos hombres que no han sabido madurar, que no saben el papel que mejor les cuadra en la vida.