El catalán Marc Clotet nos encandiló recientemente en la piel del poeta Juan Ramón Jiménez en La luz con el tiempo dentro, de Antonio Gonzalo. Además, ha realizado importantes colaboraciones en las series Amar es para siempre y El Caso. Crónica de sucesos. “Diego entiende la vida como si fuera un tablero de ajedrez, por lo que sabe que a veces puedes quedar en tablas y de esa manera sobrevivir, lo que, dadas sus circunstancias, es muy conveniente”, analiza Clotet.
Su partenaire en El jugador de ajedrez es Melina Matthews, actriz barcelonesa de padre galés y madre francesa que cuenta en su haber con los filmes Panzer Chocolate, de Robert Figueras, y Negociador, de Borja Cobeaga; y las series El cor de la ciutat y El Príncipe. “Marianne, mi personaje, es una periodista parisina muy moderna para su tiempo. Viaja a España en 1934 a fin de cubrir noticias del ambiente enrarecido que se vive en el país. Casualmente conoce a Diego, que no tiene nada que ver con ella, y quizá por eso le parece irresistible”, comenta la actriz, cuyo último rodaje ha sido Leavey, de Gabriela Cowperthwaite.
El tercer personaje clave del filme es el del mallorquín Alejo Sauras, que encarna a Javier, el mejor amigo de Padilla y un republicano convencido. “Mi rol es el de uno de tantos otros españoles que deben luchar por lo que creen justo, aunque sea más bien pacifista. La victoria del bando franquista le deja en una situación en la que en cualquier momento puede ser asesinado”, expone Sauras, que se hizo famoso por su Raúl Martínez de la serie Los Serrano. Después ha sobresalido en las cintas Bienvenido a casa, de David Trueba; y Solo química, de Alfonso Albacete.
El jugador de ajedrez se adorna con la colaboración especial (en un reparto muy internacional) de Andrés Gertrúdix, interprete madrileño que intervino en el éxito de la última temporada Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen. “Soy Pablo Colomer, un preso idealista al que la amistad de Diego en la cárcel de las SS en la que están confinados viene a ser como una isla de felicidad que le hace olvidar el sadismo de sus captores”, resume Gertrúdix, al que igualmente recordamos en La herida, de Fernando Franco, director con el que acaba de rodar Morir.