Los intérpretes y sus personajes
La zaragozana Alexandra Jiménez encarna a una mujer que está obsesionada con los gérmenes, por lo que siempre está limpiándose, desinfectando... “Lo mejor es reírse de uno, lo más inteligente que podemos hacer. Logra que las cargas de la vida sean más ligeras”, afirma Jiménez, conocida por películas como Anacleto, agente secreto (de Javier Ruiz Caldera) o 100 metros (Marcel Barrena).
Actor y director de prestigio, Paco León pone su inimitable gracia al servicio de un taxista que no puede parar de hacer cálculos (aritmomanía). Con triunfos recientes como Kiki, el amor se hace, León respalda el punto de vista de su compañera y cree que “el humor hace que simpaticemos con nuestros semejantes, que tratemos de entenderlos, aunque a veces no es nada fácil”.
Una católica al borde del infarto por si ha perdido las llaves o se ha dejado un grifo abierto. Así es la tensa señora madura en la que se transforma Rossy de Palma. Reciente está su intervención en Señor, dame paciencia (Álvaro Díaz Lorenzo). “Es normal que unos personajes como los nuestros nos provoquen risa. Está muy bien hacerlo así, siempre y cuando uno mismo no se ponga de ejemplo de nada”, matiza De Palma, que también ha participado en la Julieta de Pedro Almodóvar.
El síndrome del personaje de Adrián Lastra es su pavor a pisar las rayas del suelo o dejar sin ordenar los objetos que va encontrando. “Nos podemos burlar de un personaje como este, pero durante los ensayos una psicóloga nos contó lo mal que lo pasan los afectados por TOC. De divertido tenía poco”, dice el madrileño, que da vida a Pedro Infantes en Velvet Colección. No menos perjudicada aparece Nuria Herrero, a quien ahora vemos en la serie Tiempos de guerra, cuya joven monitora de gimnasia en este filme repite frases constantemente.
Cierran esta colección de seres desquiciados Inma Cuevas (de las series Vis a vis y La zona), la recepcionista de la consulta, a quien le falta un poco de paciencia. Y el reputado actor argentino Óscar Martínez, que brilló en El ciudadano ilustre, borda a un hombre educado que de pronto injuria a quien tenga cerca.