Sobredosis de daiquiris
“Najwa era reacia a asumir el peso emocional de su personaje, marcado por un pasado trágico”, explica el cineasta, que rodó su película entre Berlín, París y Madrid. “Así que la invité a cenar, la emborraché de daiquiris de fresa… y allí, en el restaurante, hice una cosa que me funciona con ella: provocar su llanto leyéndole una de sus partes en el guion. La obligué a firmar en una servilleta que sería Claudia. Por lo que respecta a Lola, quise probar un tipo de personaje distinto a los de recio carácter que suele encarnar y bordar. Su papel tenía algo de cuento, a lo Hansel y Gretel: un ser frágil, dulce, como una niña perdida en unos grandes almacenes”.
Por si fuera poco, tres actores noveles completan el reparto: Paula Medina, Manuel Castillo y Rut Santamaría. Los tres fueron alumnos en cursos de interpretación impartidos por Salazar, que buscaba caras nuevas. “Paula es una persona con una capacidad tan natural para la emoción que me deja fascinado. Manuel, mitad chileno, mitad alemán, posee una apabullante belleza que hubiera hecho las delicias de Pasolini. Por último, Rut Santamaría tiene un aire de actriz de los 40, muy Lauren Bacall, aparte de un sorprendente parecido con Andrés Gertrúdix, lo que era perfecto para interpretar a su hermana”.
10.000 noches en ninguna parte es un viaje alucinado y excitante que propone al espectador una inmersión en sus recuerdos, en el telar de dichas y ratos penosos que configura el retrato de todos. Es mejor ver esta cinta de verdades íntimas que pedir una aburrida cita al psicoanalista y comprobar que no acierta a identificarnos ese dolor del alma tan bien expuesto en el filme.