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05-05-2014


Los estrenos del 9 de mayo
 
 
’10.000 noches en ninguna parte’
 
 
UNA SINFONÍA DE CINE ‘INDIE’
 
 

 
 
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS
La tercera película de Ramón Salazar, mención especial del premio Asecan (escritores de cine de Andalucía) en el Festival de Sevilla, es un intenso drama focalizado en unos personajes heridos que tratan de superar sus experiencias traumáticas. Andrés Gertrúdix incorpora a un joven melancólico que viaja a Berlín y se queda en casa de unos amigos: Claudia (Najwa Nimri), Ana (Paula Medina) y León (Manuel Castillo). Las relaciones que entabla con ellos y también su encuentro anterior en París con una compañera de juegos de la infancia (Lola Dueñas) son el lado positivo de su existencia, dominada por una madre (Susi Sánchez) alcohólica y una hermana (Rut Santamaría) que no está dispuesta a dejarse manipular por su progenitora. Aunque ha sido feliz en Berlín y París, acercándose como nunca al bienestar interior, se da cuenta de que no va a ser fácil liberarse de sus miedos y  tristezas.
 
   10.000 noches en ninguna parte es cine indie cien por cien, ese tipo de filmes que plantea alternativas visuales y narrativas –desde una óptica juvenil y pop– al cine que estamos acostumbrados a ver, igual que hicieran Ana Rodríguez Rosell en Buscando a Eimish (2012) o Rodrigo Sorogoyen en Stockholm (2013). Estas temáticas han sido una constante en la carrera aún corta de Andrés Gertrúdix en películas como Frío sol de invierno (2004) y La sombra de nadie (2006), ambas de Pablo Malo; Bosque de sombras (Koldo Serra, 2006), El idioma imposible (Rodrigo Rodero, 2010) o la aún en cartel Purgatorio, de Pau Teixidor.
 
 

Andrés Gertrúdix, Susi Sánchez y Rut Santamaría, una familia mal avenida

Andrés Gertrúdix, Susi Sánchez y Rut Santamaría, una familia mal avenida

 
 
   “Andrés lo tenía todo para este personaje del hijo: esa imagen de hombre que se niega a rechazar a su niño; y de niño tozudamente adulto”, afirma Ramón Salazar, con el que Gertrúdix ya trabajó en Piedras (2002), la ópera prima del director malagueño. “Hemos tardado tres años en concluir la película y la confianza de Andrés en mí se ha mantenido intacta, algo que no sé cómo agradecérselo”.
 
   En el filme de Salazar –autor también de la comedia 20 centímetros (2005)– destaca con luz propia Susi Sánchez, que obtuvo el galardón a la mejor actriz en los premios de la Unión de Actores y fue finalista en los últimos Goya a la mejor actriz de reparto. La intérprete valenciana ha participado en La piel que habito (2011) y Los amantes pasajeros (2013), ambas de Pedro Almodóvar; La voz dormida (Benito Zambrano, 2011) y 15 años y un día (Gracia Querejeta, 2013), entre otros filmes.
 
 

Lola Dueñas y Andrés Gertrúdix

Lola Dueñas y Andrés Gertrúdix

 
 
   “Susi tuvo una breve intervención en Piedras, pero siempre me había acordado de ella”, comenta el realizador. “Me gustaba su fuerza y su voz, su expresión dura, su altura, con unas piernas espectaculares, largas como un día sin pan. Ella me dijo que estaba dispuesta a hacer este papel si no se abordaba con medias tintas, que había que poner lo bueno y lo malo en la misma balanza, abrazando al ogro que había en ella. Y así lo hicimos”.
 
   Najwa Nimri es toda una musa de ese cine indie y a contracorriente tan necesario para sacudirnos el adocenamiento. Desde Salto al vacío (Daniel Calparsoro, 1994), ha mostrado su gran talento en Abre los ojos (Alejandro Amenábar, 1997), Los amantes del círculo polar (1998) o Lucía y el sexo (2001), ambas de Julio Medem, o Mataharis (Icíar Bollaín, 2007). No menos importante en 10.000 noches en ninguna parte es la colaboración de Lola Dueñas, ganadora de dos Goyas a la mejor actriz por Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004) y Yo también (Antonio Naharro y Álvaro Pastor, 2009). Las dos estrellas intervinieron en las anteriores cintas de Salazar.
 
 

Los juegos de Najwa Nimri con el protagonista

Los juegos de Najwa Nimri con el protagonista

 
 
Sobredosis de daiquiris
“Najwa era reacia a asumir el peso emocional de su personaje, marcado por un pasado trágico”, explica el cineasta, que rodó su película entre Berlín, París y Madrid. “Así que la invité a cenar, la emborraché de daiquiris de fresa… y allí, en el restaurante, hice una cosa que me funciona con ella: provocar su llanto leyéndole una de sus partes en el guion. La obligué a firmar en una servilleta que sería Claudia. Por lo que respecta a Lola, quise probar un tipo de personaje distinto a los de recio carácter que suele encarnar y bordar. Su papel tenía algo de cuento, a lo Hansel y Gretel: un ser frágil, dulce, como una niña perdida en unos grandes almacenes”.
 
   Por si fuera poco, tres actores noveles completan el reparto: Paula Medina, Manuel Castillo y Rut Santamaría. Los tres fueron alumnos en cursos de interpretación impartidos por Salazar, que buscaba caras nuevas. “Paula es una persona con una capacidad tan natural para la emoción que me deja fascinado. Manuel, mitad chileno, mitad alemán, posee una apabullante belleza que hubiera hecho las delicias de Pasolini. Por último, Rut Santamaría tiene un aire de actriz de los 40, muy Lauren Bacall, aparte de un sorprendente parecido con Andrés Gertrúdix, lo que era perfecto para interpretar a su hermana”.
 
   10.000 noches en ninguna parte es un viaje alucinado y excitante que propone al espectador una inmersión en sus recuerdos, en el telar de dichas y ratos penosos que configura el retrato de todos. Es mejor ver esta cinta de verdades íntimas que pedir una aburrida cita al psicoanalista y comprobar que no acierta a identificarnos ese dolor del alma tan bien expuesto en el filme.
 

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