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FUERA DE CAMPO


El cine, en mayúsculas, de Carla Simón

 ELISA FERRER

   

Ilustración: Luis Frutos

 

Hay en el cine de Carla Simón, en sus cortometrajes, en Estiu 1993, la película que ya hemos visto, y seguro que lo hay en Alcarràs, la película que estamos deseando ver, una emoción que es capaz de agarrarse a nuestras tripas, una emoción que traspasa la pantalla porque está hecha con los mimbres de que lo vivimos, de lo que sentimos, porque está hecha de verdad.

 

Estiu 1993 es una de esas películas que me fascinó cuando la vi por primera vez, que es capaz de emocionarme siempre que vuelvo a ella por la delicadeza con la que está contada (gracias, RTVE Play, por tu catálogo de cine español), porque desde la mirada inocente de una niña, desde la ligereza de una postal de verano, consigue hablar con profundidad del duelo, del miedo, de la incertidumbre, de la infancia, sin dejar de lado la poesía, la belleza de las imágenes, de las interpretaciones. Imposible olvidar a los personajes a los que daban vida David Verdaguer, Bruna Cusí; imposible olvidar la frescura de las niñas Laia Artigas y Paula Robles.

 

Correspondencia, codirigido con la directora chilena Dominga Sotomayor, es un corto delicioso que se puede encontrar en el catálogo de Filmin. En él, a través del intercambio de cartas y vídeos entre Carla y Dominga, se narran las preocupaciones de las dos cineastas, la muerte de sus abuelas, la huella que han dejado en ellas la memoria, la familia, las problemáticas que atraviesan en relación con la maternidad, la creación, con la inestabilidad, los diálogos que establecen con la sociedad en la que viven. Un intercambio epistolar que, en apenas 20 minutos, zarandea, conmueve, se te agarra al pecho como solo sabe agarrarse el buen cine. Del mismo modo, en Filmin encontramos otra obra de Carla, Después también, nominado a los Premios Gaudí en 2019, un cortometraje hermosamente filmado donde el pueblo, la naturalidad, las situaciones cotidianas, las pequeñas cosas sirven para concienciar sobre el VIH en la actualidad, el virus que acabó con la vida de los padres de la directora y la llevó, siendo una niña, a vivir con sus tíos en un pequeño pueblo de Girona, el material biográfico con el que rodó su primera película.

 

Si con aquella, Carla ganó en 2017 el premio a la Mejor Ópera Prima en la Berlinale, este año ha vuelto al festival de la capital alemana con Alcarràs, su segundo largometraje, que narra el último verano en que la familia Solé cultiva sus melocotoneros en el pueblo catalán del mismo nombre, el año de la última cosecha, el año en el que el abuelo se ha quedado callado, ha dejado de hablar, sin que nadie de su familia sepa por qué. Rodada con actores no profesionales, los clips de apenas un minuto que encontramos en YouTube muestran imágenes luminosas, hipnóticas, llenas de fuerza, de cine, cargadas de verdad. Producida por María Zamora, Alcarràs ha hecho historia en la Berlinale porque se ha alzado con el máximo galardón, el Oso de Oro, que solo una vez recayó en un cineasta de nuestro país: en 1983, tres años antes de que naciera Carla Simón, cuando Mario Camus lo ganó por La colmena.

 

Este premio, sin duda, supone un hito para nuestro cine, un motivo de celebración, de orgullo, al que se suma que también compitió por el Oso de Oro el director gerundense Isaki Lacuesta con Un año, una noche sobre los atentados de la sala Bataclán, una película que la crítica tilda de excepcional.

 

Ahora solo nos queda esperar a que Alcarràs llegue a la cartelera, correr a verla, porque se centra en las dificultades que viven las personas que se dedican a la agricultura, a pesar de que su oficio es fundamental para todos; una problemática que, sin duda, nos afecta más de lo que creemos. Como dijo la directora en su discurso de agradecimiento: “Me gustaría dedicar este Oso a las pequeñas familias de granjeros que cultivan la tierra cada día. Porque su forma de hacer agricultura es hoy, probablemente, un acto de resistencia. Este premio es para la gente que cultiva la tierra”. Como también es un acto de resistencia el cine de Carla Simón, que pone el foco donde a veces olvidamos mirar.


           
            
                            
            
                

Elisa Ferrer (L'Alcúdia de Crespins, València, 1983) es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Valencia y diplomada en guion cinematográfico y televisivo por la ECAM. Obtuvo el Premio Tusquets en 2019 con su primera novela, 'Temporada de avispas'. También es autora (2014) de un ensayo sobre 'The Royal Tennenbaums', de Wes Anderson

        
 

       

       

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