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Fuera de campo

 

Comienzos

 

ELISA FERRER

Ilustración: Luis Frutos

Reencuentro, de Lawrence Kasdan, es una de esas películas a la que suelo volver siempre que puedo, nostalgia combatida con ternura, y tristeza, y sueños frustrados, pero también esperanza, alegría, emoción. Rescato la película no solo porque aprovecho cualquier circunstancia para hablar de ella (podría llenar páginas sobre la fantástica banda sonora, o sobre el reparto, brillante, encantador, o sobre el hecho de que una película de hace casi 40 años tenga esa vigencia), pero he comenzado este artículo para hablaros de Kevin Costner. Bueno, en realidad, para hablaros de él y de otros actores, otras actrices, en concreto, de sus comienzos en el mundo del cine.

 

A Kevin Costner, tras aparecer en papeles menores, Lawrence Kasdan lo llamó para interpretar a un personaje secundario en Reencuentro, el amigo fallecido que reúne en el funeral a todos sus compañeros de universidad, un personaje importante del que se iban a ver varios flashbacks. Pero en la sala de montaje, donde las películas se reescriben, se decidió eliminar las secuencias del pasado de la edición final. Así, en Reencuentro, apenas aparecen la frente de Costner, una mano, el cuello de su camisa, y la presencia del actor en la película se limita a darle cuerpo a ese cadáver que solo asoma casi en los títulos de crédito. Para compensarlo, el director le propuso a Costner que fuera el protagonista en su siguiente película, Silverado, una de sus primeros papeles protagonistas en un momento en que su carrera estaba en pleno despegue.

 

Un salón alargado de la Universidad de Toronto, techo en forma de bóveda, mesas que parecen estar siendo dispuestas para un almuerzo de lujo, un camarero que, entre bailes, deja cajas de Corn Flakes frente a las sillas vacías de los comensales a punto de llegar. Está solo, así que se arriesga e, incapaz de resistirse, vuelca cereales en un bol y comienza a comerlos. El camarero es Keanu Reeves y este fue su primer trabajo como actor, por el que apenas le pagaron 90 dólares. Seguramente estaba lejos de imaginar la cantidad de cifras que iban a tener sus futuras nóminas. En sus primeras apariciones en pantalla, Brad Pitt anunció Pringles con el torso desnudo, tablas de surf y mucha gente rubia que, entre descapotables y saltos de olas, comía patatas con sensualidad. Los primeros pinitos de Bryan Cranston, el mítico Walter White de Breaking Bad, no tuvieron tanto glamour: un anuncio de una crema antihemorroidal que puede encontrarse en Youtube lo demuestra. El actor, con pelazo y unas enormes gafas de concha, sostiene el tubo de crema sin intuir que en el futuro interpretaría a personajes llenos de carisma.

 

Los videoclips también son una puerta de entrada al mundo de la interpretación. El primer papel de Penélope Cruz fue con apenas 14 años de la mano de Mecano y La fuerza del destino. Courtney Cox, quien siempre será recordada por su Monica Geller de Friends, fue dirigida por Brian de Palma en un videoclip de Bruce Springsteen que se filmó durante un concierto del Boss en Minnesota en 1984. El director puso a la por entonces desconocida actriz entre el público para que interpretara a esa groupie que se desvivía por el cantante y se volvía loca de la emoción cuando él la subía al escenario a bailar. Un baile que dio un impulso importantísimo a la carrera de Cox.

 

Hay inicios en el mundo de la interpretación que han pasado a ser leyenda. Es el caso de Harrison Ford, que llegó con apenas 22 años a Los Ángeles y consiguió pequeños papeles. Padre de dos hijos, necesitaba dinero y se hizo carpintero. ¿Quién le iba a decir que sería su buena mano con la madera la que lo lanzaría al estrellato? Ford colocó la puerta en el despacho de, ni más ni menos, Francis Ford Coppola, despacho que en ese momento estaba usando George Lucas para los castings de su nueva película, Star Wars. Aunque Ford ya había participado en American Graffiti con un pequeño papel, fue gracias a una conversación casual en el despacho con el director que lo convocaron para la audición de Han Solo. El resto de la historia no necesita ser contado.

 

Algunos de estos actores, de estas actrices, figuran hoy en el Paseo de la Fama, ese con el que, seguro, soñaban en aquellos años en los que eran personas anónimas entre otras muchas que se movían por Los Ángeles de audición en audición.

           

            
                            
            
                

Elisa Ferrer (L'Alcúdia de Crespins, València, 1983) es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Valencia y diplomada en guion cinematográfico y televisivo por la ECAM. Obtuvo el Premio Tusquets en 2019 con su primera novela, 'Temporada de avispas'. También es autora (2014) de un ensayo sobre 'The Royal Tennenbaums', de Wes Anderson

        

       

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