Esteban Ordóñez
Joven promesa, con ‘Rocío Molina, la eterna falseta del cuerpo’
“Al no saber improvisar, pensé en cantar por bulerías, pero me he levantado con mala voz hoy. Y si a veces me tiembla la voz, es por lo flamenco, no porque esté nervioso”. Así comenzaba el periodista alicantino su ingenioso discurso, impregnado de guiños al flamenco, pues precisamente sobre una bailaora versa su aplaudido texto.
“Ese baile es una pasión que arrastro desde hace tiempo y lo reivindico como un terreno de libertad periodística”, sentenció, antes de revelar la motivación que le mueve en lo profesional: “Abrir una veta original”. Porque durante largo tiempo “costó encontrar formas de expresión que se salieran del eruditismo y los tópicos fáciles, y se asistía a los espectáculos como un perito para estipular qué se ajustaba al flamenco y qué no”.
Mientras proseguía con las relaciones entre periodismo y flamenco retomó el tono jocoso de sus palabras. “Se pueden hacer crónicas parlamentarias por bulerías o soleás. Últimamente hay que hacerlas por tanguillos, el palo más satírico y mordaz, en el que uno se ríe de las cosas para llevarlas mejor. Los palos flamencos nos dicen que todas las emociones se merecen su pizca de arte”, explicó.
A sus 29 años, Ordóñez celebró que se convoque un premio de estas características “en un momento en el que el periodismo está sufriendo cambios que hacen que vaya para mal… y para bien”. A su juicio, galardones como el Paco Rabal “hacen visible el periodismo que se elabora con mimo”. El merecedor de su principal agradecimiento fue Miguel Mora, director del medio digital ctxt, donde escribe en calidad de colaborador. “Confió en mí hace un par de años”, recordaba ante el público, “cuando yo no había publicado prácticamente nada. Y es que soy un buen hijo de la generación perdida”. Ese complicado panorama laboral queda reflejado en la casualidad de que el palmarés de 2017 contenga tres artículos de freelances. “Ser autónomo parece cada vez más común, muchos periodistas acabamos en esa modalidad difícil porque la contratación no se estila”, denunció. Aunque después equilibraría la balanza de su diagnóstico al enumerar ciertas ventajas: “Uno consigue mantener la independencia y forjar una mirada propia con mayor facilidad que estando en una redacción”.