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GEMA ZELARAYÁN

“Digo ‘Houston, tenemos un problema’
cuando llega el recibo de la luz”
 
La vida de esta madrileña comenzó en 1979 y cambió al nacer el nuevo siglo. Fue entonces cuando decidió cultivar su faceta interpretativa en la escuela de Roberto Aron, quien la subió al escenario con Bajarse al moro, arranque de un currículo teatral que ya acumula quince obras. Tras actuar para Zywila Pietrzak en Las brujas de Salem o Madame de Sade, se unió a la compañía Accidente Coreografiado, con la que recorre salas alternativas desde 2005. Intensa es también su querencia por el cortometraje, ya que durante la última década ha grabado doce títulos (no se pierdan Pecera). Gracias a Habitación vacía fue elegida mejor actriz en el festival que organiza la Facultad de Periodismo de la Complutense y rodó One take scene mientras trabajaba como asistente de vestuario en Manhattan. Jamás imaginó que saltaría a la gran pantalla con una película filipina de tintes religiosos, Dominic: Light of the Church, que no llegó a los cines españoles. Sí podremos verla próximamente en The wine of summer junto a Elsa Pataky. Su trayectoria televisiva, aunque breve, es prometedora: del papel episódico que obtuvo para Ángel o demonio ha pasado a compartir escenas con Carlos Hipólito y Eloy Azorín en El fútbol nos vuelve locos.
 
RUBÉN DEL PALACIO
¿Recuerda el momento particular en que decidió ser actriz, y por qué?
– He querido dedicarme a la interpretación desde pequeña. Siempre pensaba en personajes para los cuentos e historias que escribía.
 
– ¿Quién fue el primer amigo/a al que se lo contó, y qué le dijo?
– Se lo confesé a mi primo cuando solo tenía diez años. Por aquel entonces éramos muy amigos y a ambos nos apasionaba el cine. Su contestación fue: “¡Perfecto, yo seré especialista!”.
 
Si el teléfono dejara de sonar, y ojalá que no, ¿a qué cree que se dedicaría?
– Si espero a que me llamen, seguramente tendría que dedicarme a otra cosa. El teatro ha sido y será siempre mi instrumento de expresión, es muy terapéutico, así que supongo que me centraría solo en él.
 
– ¿En qué momento de qué rodaje pensó: “¡Madre mía, en qué lío me he metido!”?
– Creo que nunca he llegado a pensar eso. Todo forma parte del viaje, y de las malas experiencias aprendes a desarrollar un espíritu de supervivencia que te mantiene alerta.
 
– ¿Cuál cree que es el principal problema del cine español, si es que ve alguno?
– Ya no hay subvenciones, así que la industria siempre recurre a los mismos nombres, que son valores seguros. Hay menos castings y, para colmo, buscan chavales menores de veinte años porque no tienen experiencia y les pagan una castaña.
 
– ¿Se le ocurre alguna solución imaginativa para paliarlo?
– Buscar dinero en el extranjero a través de coproducciones que respeten el elenco español.
 
– ¿A quién le devolvería antes la llamada, a Spielberg o a Woody Allen?
– A cualquiera de los dos, ambos son excelentes. Pero si tuviera que escoger, preferiría a Spielberg: me encantan todas sus películas y parece divertidísimo.
 
– ¿Cuál fue el primer actor o actriz que le conmovió, que le dejó al borde mismo de la lágrima?
– Soy de lágrima fácil, así que supongo que han sido muchos.
 
¿Qué frase de película le gusta aplicar como ‘leit motiv’ personal?
Me encanta ese “Volveré” que pronunció Schwarzenegger en Terminator. Y digo eso de “Houston, tenemos un problema” cuando hay que pagar el recibo de la luz. [Risas]
 
– ¿Qué largometraje ha visto tantas veces que se sabe los diálogos completos de alguna escena?
Los Goonies. Me parto cuando Gordi le cuenta a la familia Fratelli todas las travesuras que ha hecho.
 
– ¿Le gusta volver a verse en los filmes o series en los que ha participado?
– Sí. Es una práctica ideal para perfeccionar y seguir mejorando.
 
– ¿Cuál fue la última película que no fue capaz de ver hasta el final?
– Seguro que una de esas comedias gringas sin sentido. Por eso no recuerdo ni su título… [Risas]
 
¿Cuál es el primer consejo que le ha dado alguien cercano –ya sea del ámbito profesional o personal– para ejercer mejor la interpretación?
– Beda Docampo y Miguel Hermoso, con los que trabajé en El fútbol nos vuelve locos, me dijeron un par de cosas muy bien dichas. Les estaré eternamente agradecida.
 
– ¿Intuitiva o metódica? ¿En qué porcentaje?
– Más intuitiva que metódica. Me muevo por sensaciones: me gusta observar y escuchar mi voz interior.
 
– ¿Qué canción o canciones escogería para ponerle banda sonora al momento actual de su vida?
– Ahora estoy totalmente enamorada y escucho Be my baby, de The Ronettes. Me apasionan algunos temazos que Dionne Warwick, Elvis Presley o Chuck Berry cantaron durante los cincuenta, sesenta y setenta.
 
– Adelántenos, ahora que no nos escucha nadie… ¿Cuál es el próximo proyecto que se va a traer entre manos?
−– El año que viene se estrena Tres noches, un cortometraje que grabé en Málaga para el director Jaime Santa-Olalla Temboury. También barajo dos propuestas teatrales, pero no contaré nada más, por si acaso… 
 
– ¿Qué le gustaría estar haciendo dentro de cinco minutos?
Un par de largos en la piscina. Me encanta hacer ejercicio.
 
– ¿Y dentro de cinco años?
– Recibir un par de premios y estar rodeada de proyectos interesantes.
 
– ¿En qué otra época de la historia le gustaría haber nacido?
– Estoy contenta de haber nacido en este tiempo y en este país, pues en otros la mujer no tiene voz ni voto. Soy muy independiente y pienso que este es el momento de las mujeres, en mayúsculas, ya que podemos sentirnos seguras de nosotras mismas. Pero me imagino en todas las épocas interpretando a espías, doncellas, guerreras... ¡Todo lo que se me ponga por delante! [Risas]
 
Díganos qué le parece más reseñable de AISGE (si es que hay algo) y en qué aspecto le gustaría que mejorásemos (si es que hay alguno).
– Para los actores es un alivio contar con vuestra ayuda. Defendéis nuestros derechos, supervisáis las imágenes en que aparecemos y encargáis de que sean remuneradas tantas veces como se emitan. Podemos, además, optar a cursos con precios que se adaptan a nuestra economía. Ahora asisto a clases de inglés y estoy encantada porque, sobre todo en los tiempos que corren, no sé dónde acabaré trabajando.
 

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