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03-08-2016

Koldo Serra (centro), director de la película, durante su presentación en el Festival de Huesca, acompañado por la directora de este certamen y el productor del largometraje

Koldo Serra (centro), director de la película, durante su presentación en el Festival de Huesca, acompañado por la directora de este certamen y el productor del largometraje


‘Gernika’, la cuenta pendiente del cine español con la guerra civil



Koldo Serra dirige un drama romántico de reparto internacional y 25 minutos inolvidables con la recreación del bombardeo


 
FERNANDO NEIRA
La primera vez que Koldo Serra recibió una llamada sugiriéndole rodar una película sobre el bombardeo de Gernika pensó que su interlocutor, un hombre de fuerte acento andaluz, se había vuelto medio majara. En una segunda aproximación, imaginó que un episodio tan icónico y traumático de nuestra Guerra Civil ya habría sido traducido a imágenes en no pocas ocasiones previas. En ambos casos se equivocaba. El loco muy cuerdo que le proponía la aventura era el productor malagueño José Alba y sabía cómo conseguir seis millones de euros para materializar el proyecto. Y aquel salvaje bombardeo de la aviación alemana, el 26 de abril de 1937, solo había conocido una humilde recreación en forma de tv movie por parte de la cadena autonómica ETB. Hoy, Gernika, la película, es una realidad ilusionante para el cine español, 105 trepidantes minutos de drama romántico en el que confluyen actores españoles y extranjeros y conversaciones en castellano, inglés, alemán o euskera. Y el aficionado podrá descubrirlo en las salas a partir del 9 de septiembre, la fecha escogida para el estreno, después de los aplausos cosechados por la cinta a su paso por los festivales de Málaga y Huesca. “Son cinco años de trabajo y habrá gente a la que le guste y otros que lo detesten. Mentiría si dijera que, como soy de Bilbao, a mí me da igual todo. La realidad es que ya me siento nervioso”, resume Serra, este menudo, inquieto y emotivo bilbaíno de 41 años.
 
 

 
 
   Todo nació muy lejos de tierras vizcaínas, en el transcurso de un curso sobre inversión en el mercado estadounidense que tenía lugar en Los Ángeles en 2011, durante los peores momentos de la crisis económica. “Allí fue donde un guionista americano nos propuso rodar un filme sobre la tragedia de Gernika, después de trasladarnos su sorpresa porque un episodio de ese impacto, dimensiones y dramatismo no hubiera sido llevado antes a la gran pantalla”, relata Alba, el hombre que desde ese mismo día empezó a mover los hilos. Y Serra, que en 2007 había debutado en el largometraje con Bosque de sombras (The backwoods), una producción que ya conjugaba los intérpretes españoles con los foráneos, figuró enseguida en las quinielas de los productores.
 
 

 
 
   “Frecuentaba Gernika en mis años de skater y con compañeros de la facultad de Bellas Artes. Y en mi pueblo, Getxo, hay mucha gente que es sobrina o nieta de personas que sufrieron aquel horror”, rememora el realizador vizcaíno. Y abunda: “Tiras una piedra y cualquiera está involucrado emocionalmente con el tema. De ahí que la película resultara tan delicada, porque esa matanza es todavía un tabú y debíamos actuar con mucha responsabilidad y respeto. Hemos escuchado de primera mano los testimonios de los supervivientes y algunos acudieron al rodaje en la plaza donde hemos recreado el mercado”.
 
 

 
 
   El británico James D’Arcy encarna al periodista descreído que protagoniza la cinta, mientras que María Valverde, responsable en la oficina de censura del bando republicano, ejerce como contrapunto femenino. Pero el resto del reparto no se queda atrás. Ingrid García-Jonsson, Alex García, Irene Escolar o Bárbara Goenaga asoman por el lado español, mientras que las plazas foráneas las ocupan nombres tan relevantes como los de Jack Davenport, Burn Gorman o Joaquim Assboeck. 

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