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05-02-2018

Mejor Actriz Protagonista


Nathalie Poza



La felicidad de ser una misma


PEDRO PÉREZ HINOJOS (@pedrophinojos)
Era cuestión de tiempo y a la cuarta fue la vencida para la sensible y tenaz Nathalie Poza. En 2003, cuando ya había cuajado una intensa trayectoria en televisión y empezaba a consolidarse en las tablas dentro de las filas de la compañía Animalario, formó parte de la terna de los Goya a la Mejor Actriz Revelación por Días de fútbol. Y repitió candidaturas en Malas temporadas (2005) y Todas las mujeres (2013). Hasta que No sé decir adiós, un drama de una crudeza densa y sobrecogedora, con relaciones familiares tormentosas y la sombra acechante de la enfermedad y la muerte, le ha depositado el cabezón en las manos.

   “No sabía que se podía ser tan feliz encima de un escenario sin ser otra”, fue la llamativa exclamación con la que Poza abrió sus palabras de agradecimiento, de las más hondas y emotivas de la noche de los Goya. Con ella no solo daba entender el largo e “incierto” camino recorrido hasta conquistar un reconocimiento tan preciado. También dejaban bien a las claras la contundencia del compromiso actoral de la actriz, una pupila aventajada más de la gran Cristina Rota, y el respeto reverencial al oficio y al gremio.

   De ahí que se perciba en la actriz madrileña la misma entrega para moldear el pequeño papel que le proporcionó Pedro Almodóvar en Julieta, que en el personaje hermético, furioso y autodestructivo que le confió un debutante como Lino Escalera en No sé decir adiós. Claro que formar triángulo con colosos de la altura de Juan Diego o Lola Dueñas también ayuda, por inspirador e estimulante. Más todavía para toda una actriz de raza, que no para de recolectar enseñanzas… y de compartirlas. “Juan Diego me confesó que con la película había aprendido a morir”, espetó Poza, dejando otra vez con la boca abierta al público del Hotel Auditórium. Y aún hubo más, cuando se despidió confesando que “este oficio me ha salvado la vida”. Como para no sentirse feliz de ser y de encontrarse con uno mismo sobre un escenario.

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