twitter instagram facebook
Versión imprimir
14-02-2023

Goyas 2023

Mejor Actriz

 

Laia Costa

Madre primeriza, actriz cosmopolita



PEDRO PÉREZ HINOJOS (@pedrophinojos)

Lo vio muy claro Laia Costa (Barcelona, 1985) cuando hace apenas ocho años abandonó su trabajo como exitosa ejecutiva publicitaria para dedicarse de lleno a la interpretación. Desde aquel momento, en una carrera fulgurante, ha pasado de foguearse en producciones televisivas como Bandolera o Polseres vermelles a codearse con figuras internacionales como Antonio Banderas, Ricardo Darín, Patrick Dempsey o Jean Reno en películas europeas y norteamericanas. Y en mitad de su ascenso imparable le llega el Goya a la mejor actriz por dar vida en Cinco lobitos a esa madre primeriza con todas sus aristas, luces e imperfecciones. A estas alturas (aún cortas) de su trayectoria artística, Costa ya ha dado sobradas muestras de su versatilidad y de su capacidad de adaptación para el trabajo en equipo, que van mucho más allá de su facilidad para los idiomas, la llave que le abrió las puertas de tantas ficciones internacionales. Herencia quizá de sus tiempos como prometedora jugadora de baloncesto, deporte que practicó hasta los 23 años, sabe cómo explotar al máximo todos los potenciales del trabajo colectivo en pos del enriquecimiento mutuo. De ahí que, como reconoció en sus palabras de agradecimiento con el Goya en las manos, atribuya su éxito en la piel de la desbordada Amaia principalmente a dos motivos: la aportación del “equipo de lobitos” por el que estuvo arropada en todo momento y la complicidad que trenzó con su madre en la pantalla, la maestra Susi Sánchez. El sentimiento puro ha hecho el resto. Porque incluso a una actriz cosmopolita como Costa le alcanzan las sombras y las luces de la realidad. ¿Un ejemplo? El de esa hija que siempre la espera y a la que dedicó su premio “por asumir con resignación mi ausencia”. Tuvo presentes a las decenas de espectadores que han sentido la necesidad de “llamar a sus seres queridos nada más terminar de ver Cinco lobitos”. Esas emociones primarias son el mejor combustible para seguir armando personajes sólidos y reconocibles. Y para seguir acumulando reconocimientos, un camino que inició hace siete años en Alemania con el Lola a la mejor actriz por su protagonismo en Victoria, la cinta de Sebastian Schipper, saludada desde las páginas de The New York Times como la aparición de una de las grandes promesas de la década. Hoy el viento sigue soplando a su favor. Por algo la apodaban 'Huracán' sus compañeras de básquet.

Versión imprimir