Málaga abraza a Lucio Romero, hijo pródigo y actor decano en España
La Fundación AISGE celebra los 65 años de carrera del intérprete y coleccionista, cuyos carteles se expondrán en el futuro centro de la entidad en el edificio Fiat Lux
ANA I. MONTAÑEZ
Texto y fotos
A Lucio Romero le entró el “venenillo del teatro” en el ya desaparecido Teatro Alcázar de Málaga, su ciudad natal, de la que se despidió muy joven –aunque no tanto como él hubiera querido– para perseguir el sueño de convertirse en actor y vivir de ello. Un camino, asegura, lleno de “calamidades”, pero también repleto de anécdotas indelebles que han forjado una carrera artística de, ni más ni menos, 65 años.
Ese vibrante periplo, del que aún no se quiere despedir, le ha convertido en el actor en activo decano de España. Y eso que desconocemos su edad precisa, ya que, siguiendo el consejo de uno de sus maestros, José Sazatornil Saza, no revela su año de nacimiento por mucho que se le pregunte.
Este actor al que no se le agotan las ganas de subirse a unas tablas volvió a recibir este 11 de diciembre un cálido homenaje de la Fundación AISGE, precisamente en la ciudad en la que nació, donde se proyectó el documental Mucha vida que contar ,dirigido por Asia Martín, con guion del periodista Juan Antonio Carbajo y bajo la coordinación del Departamento de Comunicación de la propia Fundación.
En este cortometraje de 26 minutos se hace un repaso por la trayectoria profesional y vital de Lucio Romero, en el que él mismo rememora los momentos más duros de su vida, como cuando una compañía de Figueres (Girona) se negó a pagarle el salario mínimo. Pero también hay hueco para las vivencias más ilusionantes, como su papel en No somos ni Romeo ni Julieta, de Alfonso Paso, un trabajo que celebra como el “lanzamiento” de su vida como actor, o su trabajo en cintas tan veneradas como Marcelino, pan y vino, de Luigi Comencini (donde compartió escena con Alfredo Landa y Fernando Fernán Gómez) o en El camino de los ingleses, de Antonio Banderas.
Es en el documental en el que, por cierto, el actor aprovecha para lanzar un decidido mensaje a la industria de las artes escénicas: “Directores, aquí tenéis a Lucio Romero, con muchas ganas de trabajar. ¡Llamadme, no me olvidéis!”.
El homenaje se celebró en el salón de actos de la Sociedad Económica Amigos del País de Málaga y contó con una nutrida asistencia de público, además de familiares y amigos de Lucio. El coloquio posterior a la proyección del documental contó con el propio director general de AISGE, Abel Martín Villarejo, como maestro de ceremonias.
Los primeros minutos de la charla se dedicaron a la lectura de una carta que el presidente de AISGE, el actor Emilio Gutiérrez Caba, remitió a Lucio Romero al no poder asistir personalmente al homenaje. Se trataba, escribía Gutiérrez Caba, de un acto organizado con “mucho afecto y admiración” tanto a la persona como al “actor y activista de la cultura teatral y cinematográfica de nuestro país”.
Un artista, añadió Abel Martín, que representa “lo que es un auténtico actor que ha nacido por y para la actuación”, y que encuentra su grandeza en su sencillez, la misma que le mantiene los pies en la tierra y la vista puesta en su gran pasión, la interpretación. Se trata de un oficio que ha desarrollado tanto en el teatro como el cine y la publicidad, y que le ha brindado una carrera, según el propio actor, “con un 50 por ciento de éxitos y un 50 por de desengaños, no los llamemos fracasos”. Y es un balance más que suficiente para aseverar con rotundidad: “Si volviera a nacer, volvería a elegir ser actor”.
Un nuevo espacio para una gran colección
Otra gran faceta del actor decano de España es el coleccionismo de carteles de cine, una antología gráfica que ha ido alimentando durante años y que supera ya las 3.000 piezas. “A los carteles los llamo mis hijos. Necesito mucho espacio, es el Museo del Prado lo que puedo llenar”, relata Lucio Romero en el documental.
Este legado en el que, recalca, están todos sus ahorros invertidos, ha encontrado por fin en Málaga un lugar donde estar expuestos de forma permanente. Ese espacio será el futuro Centro Cultural que la Fundación AISGE espera abrir en la capital en un plazo de dos años, tras la rehabilitación de la antigua fábrica Fiat Lux, un proyecto para el que AISGE y el Ayuntamiento de Málaga ya firmaron en 2023 un protocolo de colaboración.
La iniciativa, en la que no faltó el ahínco del propio Lucio, simboliza la “apuesta” de la Fundación por la ciudad de Málaga. El director general de AISGE adelantó que el futuro espacio será “algo único”, se dirigirá “tanto a profesionales de las artes escénicas como al público en general” y, por supuesto, “será también el museo que expondrá la colección de Lucio Romero”.
A este respecto, el interpelado pudo lanzar una emocionada petición al público: “Si para entonces no estoy, acordaos de mí. Y como soy muy religioso, un actor católico, cuando vayáis a la inauguración, ¡rezad un padrenuestro por mí!”.