AISGE honra en Granada la memoria de los artistas que hicieron historia
Emilio Gutiérrez Caba oficia una ofrenda floral ante el monolito de Isidoro Máiquez, el actor inmortalizado por Goya
FERNANDO NEIRA (@fneirad)
Reportaje gráfico: Enrique Cidoncha (@enriquecidoncha)
Emilio Gutiérrez Caba, presidente de AISGE y de la Fundación AISGE y uno de los actores españoles de trayectoria más extensa y memorable, aprovechó la celebración de los Premios Goya en Granada para oficiar, al mediodía de ese mismo sábado 8 de febrero, una ofrenda floral a los “actores de leyenda” que ha conocido el país a lo largo de los últimos siglos de historia. El lugar elegido fue el monolito en memoria de Isidoro Máiquez (Cartagena, Murcia, 1768; Granada, 1820) que preside la céntrica plaza del Padre Suárez, justo enfrente del museo Casa de los Tiros. Al evento asistieron, entre otros, el secretario general para la Cultura de la Junta de Andalucía, José Ángel Vélez; el delegado territorial de Cultura en Granada, Fernando Egea; el director general de AISGE y de la Fundación AISGE, Abel Martín Villarejo, y el delegado de la entidad en Sevilla, el actor José Manuel Seda.
Gutiérrez Caba colocó al pie del conjunto escultórico una corona de flores con la inscripción “AISGE, homenajeando a los actores de leyenda” y mencionó no solo a Máiquez sino a sus admiradores y continuadores más destacados, Matilde Díez, Julián Romea y Florencio Romea, que fueron quienes promovieron y financiaron este recuerdo a uno de los mejores intérpretes de todos los tiempos. “Dedicar este pequeño homenaje a nuestros antepasados”, recalcó el presidente de AISGE, “nos emociona y recuerda que gracias a ellos seguimos haciendo teatro, cine y televisión. Y que su ejemplo y talento nos ha permitido heredar nuestro amor hacia la creación artística”.
Diversos actores y socios granadinos de AISGE se sumaron al acto, como Marta Gutiérrez-Abad, Juan Herrera, el gestor teatral Nicolás Morcillo o Ignacio Castillo, inmerso estas semanas en el rodaje de la serie de Movistar Plus+ Anatomía de un instante, en la que encarna a Landelino Lavilla, el político de la UCD que ejercía como presidente del Congreso de los Diputados el 23-F. Fernando Egea Fernández-Montesinos ofreció a continuación a la comitiva una visita guiada a la Casa de los Tiros, admirada sobre todo por la estancia denominada La cuadra dorada, que atesora uno de los mejores artesonados renacentistas de toda España. Egea hizo especial hincapié en la sala X, donde se conserva una litografía de Isidoro Máiquez y distinta documentación sobre la huella que las artes escénicas ya dejaron en la capital granadina a lo largo del siglo XIX.
Emilio Gutiérrez Caba y Abel Martín donaron a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento de la ciudad sendos ejemplares de Isidoro Máiquez y el teatro de su tiempo, un histórico estudio publicado por Emilio Cotarelo y Mori en 1902 y que la Fundación AISGE reeditó hace algunos años. Ambos volúmenes contaban con la dedicatoria manuscrita del propio Gutiérrez Caba a las instituciones. El encuentro, que se prolongó con gran cordialidad por espacio de más de una hora, finalizó con la promesa de futuros encuentros y colaboraciones entre la entidad de gestión y la Junta de Andalucía.
El mítico Máiquez era hijo de los también actores Isidoro Máyquez y Josefa Rabay, estuvo casado con la actriz Antonia Muñoz y Prado y ha pasado a la historia como uno de los más grandes actores de teatro de todos los tiempos, además de haber destacado en las facetas de autor y director escénico. Debutó en el Teatro del Príncipe de Madrid con 23 años y la gran acogida popular de su trabajo le convirtió en pocos meses en el protegido tanto de los duques de Osuna como de Manuel Godoy. Estos padrinazgos le permitieron formarse en París de la mano de François Joseph Talma y ponerse al día en todo lo relativo a las técnicas escénicas del naturalismo.
Ya de regreso en Madrid, su carácter legendario se forjó en 1802 con la memorable interpretación de Otelo, de Shakespeare. A partir de ese momento promovió la creación de la Escuela Nacional de Declamación y se hizo merecedor de un célebre retrato de Goya (1807) que atesora el Museo del Prado. Sin embargo, su mentalidad liberal avanzada le costó en 1805 el destierro de Madrid por –en palabras del generalísimo Godoy– “revolucionar las compañías de actores con sus ideas tumultuarias de hombre inquieto y arrojado”.
Don Isidoro Máiquez falleció en Granada el 17 de marzo de 1820, la jornada exacta en que cumplía 52 años. Pero su memoria, 205 años más tarde, perdura entre rosas y libros el mismo día que el cine español celebraba la edición número 39 de su gran fiesta anual.